Una vez más presentamos esta reflexión de Damián Carmona Navarro, (@DaminCarmona1), «la democracia se resiente en la España “Sanchista”». Presidente de la Fundación Sociedad Civil. Director de P3, el pensamiento, la palabra y la política.
La democracia se resiente en la España “Sanchista”
Alto y claro, Damián incide en la importancia de la sociedad civil y el control que esta debe hacer sobre la clase política, que deben entender que su puesto lo tienen prestados por los votos que les dan los ciudadanos en las elecciones.
Por su importancia, incluimos esta reflexión íntegra.
Durante este año hemos asistido a la publicación del dato que confirma el deterioro de la democracia en España. El índice global de democracia correspondiente al año 2021 publicado por la revista The Economist sitúa a España, por primera vez, entre los países calificados como “democracias defectuosas”.
Este año lejos de enmendarse, Pedro Sánchez ha profundizado en las políticas que, según la prestigiosa revista, son las principales responsables de la pérdida de calidad democrática: el ataque a la división de poderes y las cesiones al nacionalismo.
Este enorme problema, que tiene su origen en la clase política que nos gobierna, ha puesto también en evidencia a la ciudadanía. La sociedad civil española, desorganizada e impasible, ha renunciado a controlar la delegación del poder en unos representantes inanes cuyo único mérito consiste en la obediencia ciega al líder. Los españoles han caído en un error muy común, señalado por Brennan y Buchanan: “aceptar implícitamente el supuesto (o la creencia) dominante en el siglo XX de que los procesos electorales nominalmente democráticos son suficientes en sí mismos para garantizar que la actividad del Estado permanezca dentro de los límites aceptables”.
Evidentemente, esto no es así. El aparato administrativo del Estado está formado por personas que, además de subjetivas, pueden querer utilizarlo en su propio provecho. John S. Mill nos previene: “El verdadero principio de un gobierno constitucional exige que se presuma que se abusará del poder político para alcanzar los objetivos particulares de quien lo detenta”.
El gran pensador J.S. Mill vivió en el siglo XIX, por lo que puedo garantizarles que estas palabras, aunque describen a la perfección las intenciones de Pedro Sánchez, las escribió antes de su llegada al poder.
La necesidad del Estado en las sociedades modernas tan solo puede compararse a la necesidad de su control. Por ello, la sociedad democrática, además de “abierta”, es decir, que pone en libertad las facultades críticas del hombre, ha de ser “multipolar” en la competencia por la primacía de las ideas y el acceso al ejercicio del poder del Estado.
La delegación del ejercicio del poder en la Administración del Estado implica la creación de una institución que, de no limitarse, hace imposible la competencia real. Pues produce un enorme desequilibrio al crear una única entidad dirigida por unos individuos con todos los poderes a su disposición, frente a individuos aislados.
Los ciudadanos debemos entender que la política es demasiado seria, como para dejarla exclusivamente en las manos de los políticos. Necesitamos instituciones capaces de crear y difundir ideas políticas al margen de los partidos, con capacidad, para recordarles que están al servicio de los españoles y que no vamos a permitir que defiendan sus intereses corporativos por encima de sus intereses como ciudadanos.
Hasta ahora, la sociedad civil ha sufrido el gobierno de sus propios representantes. Ha llegado la hora de cambiar esto y que, por primera vez, los cargos públicos actúen como lo que realmente son: nuestros empleados.
Blog de Josep María Francas
«Despierta, Juan Nadie, eres la esperanza del mundo».
Fuentes