José Ramón Riera. Economista y Empresario.
Me han pedido que escriba un artículo explicando la situación económica en la que nos encontramos para iniciativa2028.es y, como me dejan libertad para hacer un análisis de donde estamos y a donde podemos llegar, quiero hacer un pequeño repaso de lo que está pasando desde que llegó a la Moncloa este gobierno socialista-comunista con separatistas.
España en 2017-18
En el 2018, y después de varios años de sufrimiento por como nos dejó otro gobierno socialista el país, el de Rodríguez Zapatero, estábamos otra vez a la cabeza del Europa, éramos el país que más crecía, éramos la quinta potencia de la Unión Europea (todavía estaba Reino Unido) y todo el mundo reconocía el esfuerzo realizado por un gobierno, pero sobre todo por un país, que había tenido que soportar todos los esfuerzos, sin la contrapartida de que los que destruyeron la economía del país y la arruinaron pagaran sus consecuencias. Ni siquiera los dirigentes de las cajas de ahorro, tuvieron que pagar con sus bienes los destrozos que habían realizado en el país.
Desde aquí quiero recordar a todos los empresarios que perdieron todos sus bienes y se arruinaron en aquella época, y que tuvieron que ver como los que les llevaron a la quiebra se iban tan tranquilos a su casa e incluso alguno sigue como salvador de patrias, eso si, pagado por el comunismo más rancio y ruinoso existente en estos momentos que es el que proviene de Venezuela, del Foro de Sao Paulo y del Grupo de Puebla.
España en el cierre del 2017 era de nuevo un buque armado, lleno de combustible y con una tripulación preparada para afrontar lo que viniese en los próximos años. Para lo que no estaba preparado era para que cambiasen de golpe a todos los mandos y que estos además fuesen lo más bajo y lo peor para dirigir la nave.
EVOLUCIÓN DEL PIB, DEL GASTO, DE LOS IMPUESTOS, DEL DÉFICT Y DE LA DEUDA
La primera de las variables económicas que miden como se encuentra un país es la evolución del Producto Interior Bruto y como evoluciona su crecimiento. Obviamente un crecimiento es siempre bueno, aunque para saber si es óptimo hay que compararlo con alguien.
La variable del Gasto Público, por mucho que los políticos digan que es clave para mantener la sociedad del bienestar, es una de las mayores falacias, que cualquiera puede leer o escuchar. La sociedad del bienestar es la sanidad y la educación gratis, el tener un ejército preparado y con recursos, el disponer de unos cuerpos y fuerzas de seguridad nacional que eviten los problemas del día a día, una justicia rápida y eficaz y un buen sistema de jubilación que pague unas pensiones dignas y sostenibles.
Hoy estos conceptos cuestan 300.000 millones de euros y por lo tanto todo gasto público que supere los 400.000 millones de euros, o como máximo el 40% del PIB, debe ser tratado como un cáncer con medidas quirúrgicas y sanitarias.
La variable Impuestos, que parece ser aquella que va a permitir pagar la “fiesta nacional” de los políticos que es el gasto, debe de ser controlada para permitir pagar los gastos del bienestar, pero nunca para satisfacer los placeres narcisistas de nuestra clase política y que al someter al gasto público a cirugía y tratamiento tiene que estar en los límites de incluso generar año a año un superávit, para ir devolviendo poco a poco lo gastado inútilmente a lo largo del tiempo.
El crecimiento del PIB, el control del Gasto y de los Ingresos tiene que dar lugar a la variable superávit de la cual nos hemos olvidado desde hace 210 años y que tiene que servir para reducir la Deuda Pública del país.
La gran pregunta que hoy podemos hacernos y que el lector de este artículo se debe de estar haciendo es, ¿El autor de este artículo está hablando de España o de un Estado que ha salido de su cabeza calenturienta?
Lo que he dicho que debería ser es lo que está pasando en varios países de la Unión Europea, que tienen una estrategia clara y sus políticos saben lo que quieren para su país y sus ciudadanos, pero eso será motivo de otro análisis para iniciativa2028.es
España ya está arruinada
A continuación, lo que vamos a ver es justo lo contrario de lo hasta aquí escrito y lo que ha ejecutado el gobierno que sustituyó al PP y que está formado por socialistas y comunistas, junto con separatistas.
Partíamos en el final del 2017 de un cuadro, que sin duda podría estar mejor, pero que de haber continuado en la línea se podría haber terminado de equilibrar y hoy estar muchísimo mejor.
Partíamos en el cierre del 2017 de un gasto Público del 41,3% del PIB, que perfectamente podría haber sido controlado con los crecimientos sucesivos del PIB y manteniendo el gasto sin necesidad de reducirlo, habríamos llegado a 2019 con un gasto del 38,6%, y manteniendo los impuestos haber conseguido un superávit de 8.000 millones de euros.
Pero no, la procacidad en el gasto que desprende todo lo que lleva la palabra socialismo lleva a que año a año hasta el final de 2021, que disponemos de datos oficiales en Eurostat, nos encontramos que en solo 4 años el Gasto Público ha pasado del 38,6% al 52,4% del PIB, pero con los datos que hoy dispongo encima de la mesa, en el 2022 el gasto público puede llegar fácilmente a los 660.000 millones de euros y dado que el crecimiento del PIB no va a superar el 2%, nos podemos encontrar con que el Gasto Público se vaya al 55,6% del PIB y solo seremos superados en la Unión Europea por otro país terriblemente gobernado: Francia.
Con este cuadro, vemos que el PIB a precios constantes desde el desembarco socialista, habrá sido de un 2,2% en un quinquenio, equivalente a lo que nos sucedió con la anterior crisis desde el 2008 al 2012.
Si seguimos con la variable Impuestos, vemos que en el 2017 ya había alcanzado cotas tremendamente preocupantes para el ciudadano, los impuestos suponían ya el 38,2% del PIB.
La voracidad socialista es insaciable, casi al mismo nivel que la procacidad en los gastos. Tal es así que, en 2021, ya con datos oficiales, los impuestos supusieron el 45,3% del PIB y a los ritmos que vamos de ingresos muy posiblemente llegaremos al 49,2% en 2022, donde nos encontraremos que mientras el PIB solo lo habrán hecho crecer un 2,2%, habrán realizado una chupóptera tarea de dejar sin liquidez a los que tienen que generar riqueza en el país, los consumidores con su gasto y los empresarios con su inversión.
Si a continuación analizamos la variable Déficit, nos encontramos con que el PP que gobernaba en el 2017, incumplió por una décima el compromiso de déficit con la Unión Europea, con la importancia de que las cuentas eran claras y fehacientes, no como las que dejó José Luis Rodriguez Zapatero, que oficialmente declaró un déficit del 6% y la realidad fue de casi el doble.
La situación económica en 2012, año que empezó a gobernar el PP era dramática, no tanto por la deuda que era muy importante, sino por la duda que tenían los mercados de si España era capaz de cambiar el rumbo o se unía a Grecia y Portugal y necesitaba la intervención de la UE con el Fondo Monetario Internacional.
Rajoy dejó un 3,1% de déficit y unos Presupuestos Generales del Estado que se tuvo que comer el socialismo, pero que le permitieron dejar un déficit oficial en el 2018 del 2,6% del PIB.
Desde entonces el déficit siempre ha superado el 3%, incluso en el 2019 que llegó al 3,1%. En 2020 el déficit fue del 10,4% y en el 2021 alcanzó oficialmente el 7,1%. En el 2022 aunque en porcentaje va a caer, mi estimación es incluso 10.000 millones de euros más de los que ha previsto el Ministerio de Hacienda en su último envío a Bruselas, que fue de casi 65.000 millones.
El problema es que en 5 años la coalición de gobierno socialista y comunista elegida por el Presidente Pedro Sánchez habrá generado un déficit de 342.000 millones en su quinquenio de gestión.
La gran pregunta que yo me hago y no hago otra cosa que pasársela a todo el mundo es ¿A dónde han ido 342.000 millones de euros?, ¿en qué se han gastado?, ¿para qué han servido?
Yo no tengo explicación de como se han podido evaporar 342.000 millones sin que nadie los haya visto.
Y ya nos queda la Deuda, para terminar este análisis. Rajoy nos dejó ya en una situación preocupante, la deuda había superado el 1,183 billones de euros y representaba el 101,9% del PIB.
Pero con el déficit generado por este gobierno, nos hemos plantado en 2021, con datos reales y oficiales, en 1,427 billones de euros que suponen en 122,6% de la deuda sobre el PIB. Todo indica que llegaremos muy cerca de 1,534 billones de euros, que nos llevarán a tener una deuda sobre el PIB del 129,2%.
Con estas cifras España ya está arruinada completamente.
No son aceptables excusas como la pandemia del COVID-19 u otras graves incidencias que nos han afectado, porque el modelo de gestión de la actual coalición de gobierno ha agravado nuestra posición comparativa con otros países europeos, adoptando, además, medidas poco ejemplares como dos estados de alarma inconstitucionales que paralizaron la economía, el cierre temporal del Congreso, la delegación de competencias que dificultaban de manera caótica la movilidad y el comercio entre 17 comunidades autónomas, subida de sueldos públicos, engorde de ministerios, gabinetes y asesores ideológicos innecesarios que no mejoran la gestión, etc.
Llevamos un quinquenio perdido en crecimiento, pero todo nos indica que el año que viene no vamos a crecer o va a ser un crecimiento ridículo, los gastos van a crecer no menos de un 12%, los ingresos se van a dar una bofetada descomunal por culpa de que no vamos a crecer, la inflación se va a ir conteniendo, con lo cual los ingresos ya no van a tener la alegría de una mayor recaudación por efecto de la inflación y, por lo tanto, el déficit, se puede volver loco y la deuda con sus correspondientes intereses impagable, y sino veamos un posible cuadro macro para 2023, año de Elecciones, para el que el gobierno prepara unos presupuestos orientados a ganar votos aunque generen más déficit.
El PIB crece un 1% que es una estimación optimista hoy.
El Gasto Público consolidado crece lo mismo que tiene previsto la Administración Central del Estado con sus 583.000 millones, a falta de la parte a consolidar con Comunidades y Corporaciones locales, y llega al 61,6% del PIB. Los Impuestos caen un 2% sobre la recaudación debido a la crisis, el déficit con estos datos se va al 13,8% del PIB y nos calzamos una bofetada de 166.000 millones, y eso nos lleva a necesitar llegar a una deuda país de 1,7 billones de euros, que, sin el respaldo del BCE, que no va a poder darnos, supone entrar en “default”.
Una economía rota por el gasto público, incapaz de subir más los impuestos y un déficit en 6 años de más de 500.000 millones que se habrán evaporado como el agua de los pantanos cuando hace calor y no llueve, hará que este país quiebre, con una quiebra no apalancada con el BCE ni la UE, que nos pondrá fuera del euro, que puede llegar a provocar la desaparición del euro y un sálvese el que pueda.
Y por desgracia esto no es una pesadilla, es simplemente un análisis económico de una realidad manejada por socialistas y comunistas con separatistas que quieren subvertir la legalidad vigente, que quieren provocar la caída de la monarquía, que quieren cambiar la Constitución del 78, que desean enfrentarnos y mal educarnos, y que como todos los regímenes asimilables quieren perpetuarse en el poder controlando, el poder judicial, los medios de comunicación y los cuerpos de seguridad del Estado e incluso, si hace falta, las Fuerzas Armadas.
Y el gobierno actual tiene claro cual es el camino que está siguiendo y no se va a salir de su raíl, aunque suponga llevarse a España, el Euro y a Europa por delante. A los ciudadanos nos cabe defender la Ley y aplicar nuestra Constitución, seguir trabajando, no caer en las trampas del frentismo o la demagogia, y a los más jóvenes ya les toca votar con inteligencia en 2023 para no hipotecar más aún su futuro.
Aquí en España los economistas se dedican a jugar al parchís en lugar de proponer inversiones para el desarrollo a largo plazo.