«El sanchismo y sus terminales mediáticas, al igual que Protágoras, tienen como único objetivo la eficacia persuasiva y no la verdad. Desde este punto de vista podrían constituir la nueva escuela “sofista”, pero para desgracia de la política española esta es la única similitud.»
Su insolvencia les acerca más a lo grotesco que a la sofística.
El argumento estrella de estas semanas, que nos ofrece la factoría “Bolaños”, pretende justificar la última cesión al independentismo catalán, la rebaja, a la carta, del delito de sedición. Según el Gobierno: << La Cataluña de ahora está infinitamente mejor que en el 2017>> gracias a sus políticas. Por desgracia para ellos, a ojos de la mayoría de los españoles, éstas son percibidas como vergonzosas genuflexiones repetidas hasta el hartazgo.
La aparente y provisional estabilidad institucional que el mal llamado “progresismo” nos quiere vender, no es fruto de la política de “apaciguamiento” que desde la transición han practicado los distintos gobiernos, el motivo es que por una vez, obligados por los acontecimientos y con la inestimable ayuda del resto de instituciones, la Corona y la Justicia fundamentalmente, el Gobierno español puso “pie en pared” ante el nacionalismo, y aplicó, sin la contundencia necesaria, las normas que nuestra, democrática, constitución permite.
El independentismo y el sanchismo
«El independentismo quiere aprovechar la debilidad de un presidente, tan ambicioso como mediocre para, a la vez que continúa cambiando las “condiciones objetivas”, desarmar jurídicamente al Estado, pues como ellos mismos amenazan es sólo cuestión de tiempo que “ho tornarem a fer”».
Pedro Sánchez, al igual que Cómodo, no tiene las cuatro cualidades que Marco Aurelio creía necesarias para gobernar Roma: Sabiduría, Justicia, Fortaleza y Templanza. Sus cualidades son muy similares a las que el hijo del emperador se atribuye a sí mismo para pretender sucederle: <<ambición>>, que se convierte en virtud si nos lleva al éxito; <<ingenio>>, tan necesario en la política actual de imagen y argumentos para redes sociales; <<valor>>, para pactar con los enemigos de España y <<devoción>> fundamentalmente a sí mismo, su familia y los que se la procesan a él.
Sus actuaciones y las cualidades que acompañan al líder socialista nos llevan a asegurar que Pedro Sánchez no tiene talla ni para ser “sofista”, lo podemos encuadrar con mucha más precisión entre lo grotesco y lo esperpéntico.
Damián Carmona
Fantástica deducción…