Contigo, Israel

CONTIGO, ISRAEL

Reproducimos este artículo de Juan Manuel Jiménez Muñoz, puesto que sin excusar lamentables perdidas de vidas humanas entre la población rehén de terroristas que es Palestina, estamos Contigo, Israel y compartimos el sufrimiento de este país rodeado de terrorismo y de demagogias progresistas. Descansen en paz los muertos de todos los bandos de esta interminable guerra.

CONTIGO, ISRAEL

El 7 de octubre de 2023, hace ahora justo un año, sin declaración de guerra alguna, cientos de terroristas de Hamás, por orden de los clérigos musulmanes que malgobiernan Irán, invadieron Israel en parapentes y, con absoluta frialdad, retransmitieron en directo una masacre a la televisión oficial iraní: en menos de siete horas, los terroristas gazatíes de Hamás, entre el aplauso y las risas de Irán, asesinaron a 1500 civiles israelíes, hirieron a 3600 personas, violaron a docenas de mujeres, decapitaron a 43 bebés y secuestraron a 340 inocentes, incluyendo a mujeres y niños. Un auténtico Pearl Harbor israelí. Su propio once de septiembre. Sus propias Torres Gemelas.

Israel es una gota de agua dulce en el salobre Oriente Medio, una democracia en mitad de teocracias, una democracia próspera con elecciones libres, un país con habituales cambios de gobierno tras los sucesivos veredictos en las urnas, pero un país rodeado de perennes dictadores y de sátrapas, de señores de la guerra que no acuden a las urnas, de Coranes y metralletas, de ayatolás y chilabas, de Estados Islámicos decapitando infieles, de Estados Fallidos infestados de piratas, de fanáticos religiosos ahorcando homosexuales y de mujeres con burka desprovistas de derechos.

Detrás del ataque de Hamás a Israel estuvo Irán, esa teocracia medieval que encarcela y asesina a las mujeres por no llevar bien cubiertas las cabezas, ese régimen que, literalmente, “ha jurado arrojar a todos los judíos de Israel al mar Mediterráneo”.

La frase exacta es la siguiente: “desde el río, hasta el mar”, un simpático lema que corea lo mejorcito de cada casa, los de moral distraída: pijoprogres europeos, aspirantes a dictadores chavistas, podemitas antiespañoles, filoetarras de Bildu, gilipollas pro-Putin, comunistas procubanos, terroristas palestinos de Hamás, terroristas libaneses de Hizbulá, terroristas Hutíes de Yemen y terroristas iraníes que financian el tinglado.

Ésa es la foto: Israel es un país cercado por terroristas a sueldo de Irán y abucheado por europeos comprensivos con los terroristas a sueldo de Irán; unos terroristas que han jurado destruir a Israel y organizar allí, en Palestina, un Estado Islámico chií en el que rija la sharía: una copia exacta de esa alegría de la huerta que son los turbantes tipo toalla enrollada, las chilabas grises, los zapatos oscuros, la canosas barbas, las capas negras, las sotanas blancas y las gafas de culo de botella de los clérigos iraníes. No se nos olvide nunca: son los mismos (y con idénticos fines) que los que derribaron las Torres Gemelas, los que volaron los trenes de Atocha, los que decapitaron rehenes en Irak, los de la masacre de Londres, los de las masacres de Paris, los de la masacre de las Ramblas de Barcelona, los de la masacre de la sinagoga argentina, los que alientan a los lobos solitarios para que acuchillen bebés en sus carritos y asesinen sacristanes en Europa. Son los mismos perros con distintos collares. Los que quieren convertirnos a la fuerza. Los que quieren, por cojones, arrodillarnos de cara a la Meca. Los que quieren salvarnos del infierno sin preguntarnos siquiera a dónde deseamos ir una vez muertos, pues yo, por ejemplo, que soy friolero, prefiero lugares con calefacción perpetua. Cagoenmismuelas.

El pueblo de Israel ha sido el más perseguido en toda la historia de la Humanidad, tal vez por un motivo que quiero destacar ahora: al contrario que en el cristianismo y en el islam, los judíos jamás han hecho proselitismo de su religión, jamás han pretendido convertir a nadie al judaísmo, e incluso han sido reacios a admitir neoconversos en sus comunidades. Siempre han vivido su religión (los que son religiosos) en el ámbito personal, familiar y local, en la orgullosa, excéntrica y falsa creencia de que son el Pueblo elegido por Dios, pero siempre sin molestar a terceros con excomuniones, guerras santas, hogueras, inquisiciones, sambenitos, ahorcamientos, decapitaciones o cárceles.

Toda mi solidaridad con el Estado de Israel. Punto.

Una solidaridad completa, nítida, pues no cabe equidistancia cuando alguien, sin declararte la guerra, invade tu territorio y, a sangre fría, en menos de siete horas, te organiza una debacle.

¿Acaso creía Irán que, tras la matanza de 7 de octubre, Israel no se iba a defender? ¿Creía Irán que, cual corderito inocente, Israel se dejaría conducir a las playas del Mediterráneo para ser exterminado por los tipos del turbante? ¿Acaso no pensó Hamás que, tras la masacre del 7 de octubre, Israel los buscaría hasta debajo de las piedras, en esos túneles que los terroristas musulmanes excavan bajo los hospitales y escuelas de Gaza para usar a su propia población civil como escudos humanos? ¿Creían que los israelíes no entrarían en Gaza a sangre y fuego para encontrar esos túneles, las armas, los cohetes, los terroristas y la madre que los parió? ¿Creían los piratas hutíes que saldrían bien librados de Israel? ¿Creía Hizbulá que los continuos y mortíferos cohetes que lanza hacia Israel desde el Líbano no iban a provocar una respuesta en forma de invasión, o de buscapersonas que explotan en los bolsillos y te dejan sin testículos? Pues qué poco conocen a Israel. Ignoran, los gilipollas, que Israel no puede permitirse perder ninguna guerra. Ninguna. La primera guerra que perdiera Israel sería su aniquilación. Y tiene medios para no perder ninguna.

Pero Israel no es el único ni el último objetivo del terrorismo islamista.

El objetivo final de Irán y de otros que ahora callan es nuestra sociedad democrática occidental, europea y americana. Y, si pudieran, harían con nosotros lo mismo que han hecho con Israel: entrar en parapente por Andalucía, o por Polonia, o por el Vaticano, y ametrallarnos a todos. Nos la tienen jurada.

Y no vayan a pensar los Iglesias, los Sánchez, los Echeniques, las Belarras, los Rufianes y los Monederos que por dorarles la píldora ahora y comerles el nabo a los integristas musulmanes, ellos, ellas y elles se salvarán del desastre: también ellos, ellas y elles se pondrán chilabas y burkas, también sus hijas se encerrarán en las casas y serán expulsadas de la universidad y de los hospitales, también asistirán como espectadores (o como protagonistas) a los ahorcamientos de homosexuales en las grúas, también se aprenderán el Corán de memoria y también rezarán cinco veces al día de cara a La Meca. Por tontos, tontas y tontes. O por cómplices.

Israel tiene derecho a defenderse. Y ojalá, por la cuenta que nos trae, salga victorioso de este nuevo lance contra Irán: un enfrentamiento que Irán ha pergeñado, ha financiado, ha anunciado, ha desencadenado, ha buscado ansiosamente desde hace cinco décadas. Un enfrentamiento que, ahora, Israel puede y debe ganar. Ése, al menos, es mi sincero deseo.

Firmado:

Juan Manuel Jiménez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.

Fuentes:

i28


Autor: Redacción | Artículos
Equipo de redacción de Iniciativa 2028

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