Lucha por la Libertad y el Progreso contra el Comunismo y el Fascismo

Vamos a plantear el porqué de la necesidad de la lucha por la libertad y el progreso. Rusia, China, India, África, Hispanoamérica se van inundando de nuevo de ideas y regímenes comunistas, que son, junto al terrorismo yihadista, dos de las mayores amenazas para la Paz y las libertades a nivel mundial.

Por el contrario, los reductos de corte fascista se encuentran estancados y son prácticamente testimoniales, aunque sean tan condenables como los comunistas (véanse los terroríficos campos de concentración fascistas y comunistas).

Populismo y frentismo

En España también se registra un nuevo avance de ideas comunistas tras nuestra dolorosa Guerra Civil, con la adopción de algunas de sus ideas por parte de extrema izquierda, las cuales van calando en sectores tanto socialistas como conservadores. Y es que en la antigüedad se lograba un cierto control de la población mediante el miedo, la seguridad, el dinero, la religión, pero hoy día se busca mediante el espejismo de las ideologías acompañado de tácticas del llamado “frentismo”, que propugna convertir en oponentes irreconciliables a los que piensen diferente.

Siguiendo esta nueva moda del “frentismo” se ha roto incluso con familias y amigos, en lugar de buscar la concordia en el seno de la sociedad plural en la que vivimos. Muchos demagogos y cargos públicos populistas, tienen sus sueldos asegurados a costa de las muchas personas que caen en su trampa dialéctica. La Ley de Amnistía española de 1977, llevada a cabo por el gobierno de Adolfo Suárez ya cerró las cicatrices que ahora quieren reabrir algunos oportunistas.

El resurgimiento comunista

Pero ¿por qué este nuevo auge del comunismo?, a pesar de los datos objetivos de más de 100 millones de asesinados y violencia, y de que en sus cientos de experiencias en el poder ha traído sistemáticamente pobreza generalizada y represión contra sus pueblos. Y ello a pesar de la RESOLUCIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA DE 19 DE SEPTIEMBRE DE 2019 (Procedimiento 2019/2819 (RSP), que en sus apartados 5 y 6, pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi; condenando a la vez toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo.
La respuesta está en que el comunismo bebe esencialmente, no de datos objetivos sociales o económicos, sino de emociones muy básicas y generalizadas. Estas pueden ser ciertas utopías, la envidia por la riqueza o el éxito ajenos (aunque sean fruto de un mayor esfuerzo o preparación), o la necesidad de sentirse arropado por un Estado que promete dar ”todo” a cambio del mínimo esfuerzo, o directamente a cambio de nada, o más exactamente a cambio de una fidelidad incondicional y subvencionada al partido y al Gobierno. Esto hace muy atractivo al Comunismo, especialmente para personas con bajo nivel educativo, frustradas o resentidas, y para los jóvenes que prefieren sentirse “iguales” entre todos que competir o verse reconocidos con justicia por su esfuerzo.

Inconvenientes

El problema que tienen los demócratas progresistas para luchar contra la ideología más peligrosa y violenta de los últimos cien años es que dicha ideología ha sido disimulada y victimizada muy exitosamente por algunos artistas, intelectuales, medios de comunicación, cine, etc. Mientras, las otras dos ideologías totalitarias y violentas que coexisten con el comunismo, como son el fascismo y el nazismo, han sido exacerbadas comparativamente en su favor, en los medios de comunicación, escuelas, series y películas…

El balance neto de esta confrontación y debate ideológico o batalla cultural es que el comunismo y sus grupos violentos han sido blanqueados e investidos de una superioridad moral injustificada y de la que carecen. Grupos asesinos tipo ETA, FARC, Sendero Luminoso, etc. se han presentado ante la población como “guerrillas” o “movimientos de liberación” con héroes icónicos. Todos nuestros jóvenes conocen a los dirigentes nazis y fascistas, pero pocos saben la verdadera historia de Che Guevara, de Mao, Lenin, Stalin, Pol Pot, etc.

Otro problema añadido es que el enemigo o la alternativa que la izquierda señala frente al comunismo es simplemente el fascismo y capitalismo. Si no eres de izquierdas simplemente eres fascista, y esa simplificación demagógica ha sido magistralmente sembrada en todos los medios por la mayoría de la extrema izquierda española, y también por sus aliados nacionalistas y separatistas vascos y catalanes. En estos casos, el “frentismo” se convierte en arma política arrojadiza contra el colectivo que interese culpar en cada momento, ya sean familias, empresarios, lengua, partidos políticos, fuerzas de seguridad, militares, jueces, etc. El odio a España se aplica en estos casos a su historia y a sus verdaderos héroes de todos los tiempos.

La Batalla Cultural por la libertad y el progreso

Por todo lo anterior es muy importante que, en la medida de lo posible, se equilibre y contrarreste en medios de comunicación, redes sociales y mediante la educación, la propaganda marxista, comunista, fascista, nacionalista y separatista usando argumentos objetivos y datos científicos, pero asociados a emociones positivas y de progreso. Hay que plantar batalla por las libertades, derechos y deberes establecidos en nuestra CONSTITUCIÓN DE 1978, y algunas armas para ello serán:

La primera batalla contra los totalitarismos ha de plantarse en la familia.

En España, las actuales Leyes de Educación, Memoria Democrática y otras autonómicas son sectarias y buscan el adoctrinamiento de los más jóvenes. Los padres, abuelos y allegados familiares y amigos han de luchar contra ello, en sus casas, colegios, círculos sociales, etc.

La libertad

La libertad permite a las personas desarrollar su talento, iniciativa y trabajo espontáneamente, y la suma de sus esfuerzos genera lógicamente la riqueza de un país. El comunismo en cambio recorta gran parte de esa libertad, talento, iniciativa, trabajo, motivación, etc., y por tanto reduce drásticamente su riqueza. A ello suman sus impuestos y criterios de reparto, lo cual les lleva a la espiral de la ruina económica y social de un país, y a la corrupción generalizada.

La cultura del esfuerzo

La cultura del esfuerzo es la base de las libertades y del progreso humano. Lo que cada uno consigue con su trabajo y estudio (su casa, coche, ropa, etc.) es propiedad y mérito de cada persona y debe ser reconocido, estimulado y protegido por el Estado frente a oportunistas, delincuentes y violentos. Y complementarlo con la solidaridad, pero no con la demagogia.

La economía

La economía de los sistemas de libre mercado con libertades democráticas suele ser, con diferencia, la que más progreso y riqueza genera para todos. Eso sí, con correcciones de parte del Estado que garanticen la igualdad de oportunidades y la justicia social. No hay ni un sólo ejemplo de economía comunista o fascista que haya mejorado las condiciones de vida de sus pueblos ni sus derechos humanos. Incluso a nivel medioambiental la destrucción del medio ambiente ha sido considerablemente mayor en los países comunistas y nacionalistas que en los países democráticos liberales de tradición occidental.

España es una gran nación

• Una de las más envidiadas históricamente por su solidaridad entre pueblos y personas (número uno en trasplantes, en solidaridad con tercer mundo, en el deporte, turismo, esperanza de vida, cultura y en muchos campos de la investigación científica y técnica.

• Las palabras son muy importantes y no hay que tener miedo a llamar a las cosas por su nombre y poner a todos los totalitarios frente a su propio espejo. Los comunistas y estalinistas usan en la práctica los mismos métodos y violencia que el nazismo y fascismo. Hay que llamarles con cualquiera de esas palabras, explicando en el seno de nuestras familias y a los jóvenes que todas ellas beben de las mismas fuentes y son equivalentes:
  • Los que homenajean a asesinos etarras son fascistas.
  • Los separatistas radicales del País Vasco y Cataluña son en gran parte xenófobos y supremacistas.

El problema vasco-catalán

• Los separatistas siembran odio contra España y Europa, y contra la propia historia y progreso de Cataluña y País Vasco.
• Mienten continuamente sobre su economía e historia, apelando a sentimientos negativos y manipulados.
• La riqueza, por ejemplo, de esas dos comunidades viene en gran parte del apoyo del erario común del Estado Español a sus burguesías, y de inversiones públicas millonarias, incluso en el período del franquismo.

Los fascistas, por suerte, constituyen una anécdota en España, por mucho que la extrema izquierda los quiera engordar para inocular sentimientos de odio y manipular a sus seguidores. Nuestra Constitución asienta el valor de la solidaridad entre todas las regiones y ciudadanos, para hacer frente entre otros efectos a la pobreza.

Ni los comunistas, ni los fascistas, ni los separatistas y nacionalistas, ni sus cómplices son progresistas. El Progreso real es el que garantiza la armonía y convivencia social, así como las libertades personales y una mínima dignidad a los ciudadanos, consistente en la igualdad de oportunidades para todos, y en una buena educación, sanidad y seguridad ciudadana.

Alberto Muñoz Ballesta (Doctor en Bioquímica)

Iniciativa 2028