La demagogia y las patrañas políticas son una fuente inagotable de engaños, que la Coalición de Gobierno y sus socios en España practican a diario frente a unos votantes que se dejan engañar.
Cada mentira tiene poco recorrido en plazos, pues se acaba descubriendo pronto, ya que los hechos no corroboran las falsas promesas. Pero tras cada mentira agotada surge otra nueva, y otra, y otra, casi siempre rentables hasta que el pueblo y esos votantes engañados digan:
¡Basta!
Con una sucesión de mentiras, las dictaduras ganan tiempo, dinero, y matan. En efecto, en España, el Sanchismo acumula demasiados gestos dictatoriales, y con sus continuos engaños logran su objetivo de extender su tiempo en el poder, mientras que sus socios, entornos familiares y contactos ganan dinero con la corrupción, a la vez que sus decisiones y omisiones matan. Matan personas, con ocasión de la pandemia, la DANA, o la pobreza inducida por una corrupta gestión económica, sanitaria, de seguridad, etc.
En España, Sánchez está a punto de hacerse con el Poder Judicial. Lleva una carrera contra reloj para lograr dominarlo antes de que lleguen las sentencias de los casos de corrupción que le rodean.
Y para completar este cuadro con lo que ocurre a nuestros hermanos hispanomericanos – no latinos-, que si permitieron a sus dictadores dominar ese Poder Judicial y a sus Fuerzas Militares y Policiales, compartimos seguidamente un artículo del valiente periodista venezolano Miguel Henrique Otero, que expone esta misma situación de engaños para ganar tiempo, pero agravada en Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Ganar tiempo, la especial destreza de las dictaduras
«Coinciden los estudiosos de la historia militar en que existen tres familias de estrategias en los conflictos. La primera, es la más evidente y común: el uso instrumental de la fuerza, que una parte inicia sobre otra (como hizo Putin al lanzar sus numerosas caravanas de tanques sobre territorio ucraniano)».