En la ciudad de Melilla es fácil constatar que, para sus ciudadanos sólo cuentan dos de los cuatro puntos cardinales: el Norte y el Sur. Entiéndanme, no es que no haya Este y Oeste, pero, para el melillense, el este es el levante con sus temporales y nubes que trastocan los transportes, y el oeste con sus ponientes – o, mejor dicho, – “ponientazos”, son vendavales que alteran todo lo que encuentran a su paso.
Melilla en la Corona Española desde 1497
Mas, lo importante y trascendental, desde que Don Pedro de Estopiñán y Virués incluyera a Melilla en la Corona Española con los Reyes Católicos en 1497, y más de cuatro siglos antes de la creación de Marruecos, es que desde el Norte solían llegar las ayudas y la seguridad, y desde el Sur amenazas y zozobras. Aunque, todo hay que decirlo, por los vaivenes de 3000 años de historia de la ciudad de Rusadir, antecesora de la actual Melilla, no siempre fue o ha sido así.
En Melilla hemos tenido épocas en que desde el Norte ni se acordaban de nosotros o si lo hacían era para nada bueno, y desde el Sur, al menos, nos llegaban alimentos frescos de alta calidad, mano de obra y recursos. También tuvimos lo que cierto delegado del gobierno llamó “comercio atípico” que no era sino una forma de contrabando al por menor con el que muchas familias del entorno marroquí se ganaban el sustento a la vez que hacían ricas a otras familias en Melilla.
La valla
Así transcurría la vida hasta que hubo que vallar la ciudad, por causa de la inmigración ilegal que llegó a desbordar la capacidad de acogida y atención de tantas personas en sus pocos 12 km2. Luego vendría la pandemia y con ella el cierre de la frontera, de una forma que nos recordaba aquel maldito muro de Berlín, ya que por parte de Marruecos apenas si conseguimos un par de aperturas por razones humanitarias. Y es que hablar con el gobierno marroquí, el Majzen, de razones humanitaria no es fácil …
Desde entonces, la frontera de Melilla junto con la de Ceuta, se ha convertido en un inexplicable motivo de soborno del gobierno marroquí, contra un gobierno español cobarde que trata por todos los medios a su alcance de halagar y no provocar a las autoridades del Majzen, no vaya a ser que …, y ahí está Melilla, cerrada al comercio y restringida a viajeros, mientras que según la ínclita delegada del gobierno en Melilla “seguimos trabajando en ello” … Más de dos años llevan así riéndose de los ciudadanos de un lado y del otro del Mediterráneo.
Mientras, Melilla se muere, agoniza, …
- Los jóvenes se van porque no hay apenas trabajo, los mayores porque la sanidad es esperpéntica, las pequeñas empresas cierran por las grandes dificultades y los impuestos a los que las someten, las empresas medianas se van de esta ciudad al carecer de clientes y, en cuanto a los funcionarios, pues a pesar de los alicientes salariales no les compensa venir a esta ciudad por la subida del precio de la vivienda y de la vida en general.
- Los militares, guardias civiles y policías nacionales, por su parte, también hacen todo lo que pueden.
- A todo lo anterior, sumemos o, mejor dicho, restemos unos transportes caros que en cuanto consiguen un cierto monopolio subvencionado empiezan a ofertar servicios cada vez peores … y así cuadramos el círculo de la decadencia a la que nos están sometiendo.
Parece mentira que, con las telecomunicaciones y transportes actuales, no haya más turistas que visiten Melilla, con la cantidad de agradables sorpresas culturales, culinarias y de todo tipo que les depara la ciudad. Nuestros Reyes se prodigan muy poco, y nuestro Gobierno central casi nada. Ahora esperamos, algún día, a nuestra Princesa Leonor para mostrarle todo nuestro afecto. Y merece la pena hacerlo y mostrar todo nuestro apoyo a nuestros compatriotas y habitantes de este territorio singular español, pues la ciudad, al Norte y al Sur, no deja indiferente a nadie.
Y es una pena, pues en esta ciudad, si dejaran y apoyaran a quienes tienen ideas para un mejor futuro en el siglo XXI, podría ser un auténtico faro de convivencia y cultura en un Mediterráneo cada vez más cruel.
Les aseguro que ideas y proyectos reales no faltan…
Aunque de las otras ideas, las de los “Mundos de Yupi” de unos políticos incompetentes, las de los amigos y amiguetes, … de esas, … nos sobran ideas para regalar.
Fuentes