Desde Iniciativa2028.es recogemos esta reflexión de «los delitos familiares» de Juan Francisco Alcaraz, sobre la familia, los conflictos, divorcios, maltrato, uso de los menores, las denuncias falsas…
Los delitos familiares
La familia es quien vertebra al ciudadano, modela su personalidad y la conducta individual. Ese entorno sustancia lazos afectivos y socializa, pero hay matices y en mi opinión de muchos, demasiados.
Quién no tuvo padres, hermanos, primos, cuñados o lo dicho anteriormente no le afecta, no le importa. No elegimos progenitores, hermanos, familia; ni vecinos, ni jefes. Solo la pareja y las amistades gozan de esa libertad de elección. El concepto familia tiene aspectos positivos y negativos, según a quién le toque opinar.
Si nos centramos en el universo delictivo, la familia es un caldo donde se cuece el Código Penal casi al completo. Es decir, aprovechando cercanía, afecto, confianza, poder o la idea de que alguien de la familia es incapaz de hacer lo peor, es la parte más oscura de lo que hoy abordo.
«Más preocupante es que la impunidad de los delitos cometidos en el seno familiar, (que es una de las mayores aportaciones a la conocida como criminalidad oculta) alcanza un 60%, según afirman las estadísticas que periódicamente se publican» (Consejo General del Poder Judicial -CGPJ; Ministerio Fiscal y Ministerio de Interior).
«Entre miedo, intimidación y pereza por denunciar o aceptar alguna indemnización, -dineraria o en especie-, a cambio de dejar pasar, nadamos en un río revuelto de inmunidades».
El caso más abundante es el de los divorcios. Cuando se rompen los vínculos del amor y el respeto, basados en la pareja que convive, se pasa a la batalla cargada de odio. Aquí se da la particularidad de que los contendientes se conocen, saben de la vulnerabilidad del contrario y adivinan donde duele más aunque nadie gane.
Sin olvidar el peor de los maltratos: el económico. El que fuera amante o amado pasa a ser un insolvente en los procesos de ruptura. Incontables ex-maridos o parejas y padres, fingen no ganar dinero, disminuir ingresos, estar desempleados, despedidos o han liquidado el patrimonio privativo por el conyugal. La insolvencia punible o falsedad documental, merodean, rozan y penetran estas conductas.
Hacer firmar contratos a la que fuera pareja, artificiar pagos o deudas o liquidar activos bajo engaño suma más delitos : estafa, suplantación, falsedad…. Y qué decir de las vejaciones, intimidaciones, agresiones, violencia de género, injurias, calumnias que se suceden mientras se tramita judicialmente la ruptura de la pareja ; o los daños, abusos y agresiones sexuales que quedaron pendientes de denuncia por parte de la mujer mientras la pareja funcionaba.
«Los Juzgados de Familia, de Primera Instancia, de Violencia de Género y los Penales, están llenos de expedientes donde se ventilan los conflictos que hay tras romperse la familia, vía divorcio. Como siempre, las víctimas inocentes son los más indefensos : los hijos y sobre todo si son menores de edad».
«Otro caso importante es cuando se tramita una herencia. Aquí la codicia humana llega al máximo, al paroxismo».
«Antaño, las reuniones de herederos eran pacíficas y de respeto por el fallecido. Se acataba la última voluntad plasmada en el testamento».
«Al albacea, se le respetaba igualmente. Ahora es un lío que muchas veces acaban en el juzgado habida cuenta de la conflictividad existente».
Los trucos para heredar más que otros, arruinar a los legitimados, engañarlos o aplastarlos con odios, agravios, traumas infantiles y otros, merecen una enciclopedia. Me refiero al familiar que está más cerca del moribundo y que falsea, exagera o inventa gastos y vacía la cuenta corriente o la libreta de ahorro con poderes o firmas falsas. Cuando los otros herederos se enteran de todo, entonces ya es tarde para recuperar algo y el botín está ya a buen recaudo.
También está el cuñado o sobrino listo que con ayuda de un bancario y un notario poco ortodoxos, se lo lleva todo. Las excusas para explicar lo robado -tras las fechorías- son ingeniosas y hay respuestas para todo. Al fin y al cabo se trata de una trama. Y luego están las apropiaciones indebidas, los robos y los hurtos de joyas, cuadros, recuerdos….; es decir, la rapiña.
«Si en los divorcios o herencias hay una empresa familiar por medio, nos vamos a encontrar con un campo de batalla donde se abren paso los delitos societarios, apropiaciones indebidas, hurtos, robos y un largo etcétera».
Normalmente, los delitos entre familiares se dan cuando la empresa tiene bienes, la facturación va bien o se discuten modelos de gestión. El personalismo y la falta de humildad son perfectos para crear conflictos y engordar sumarios judiciales que heredan generaciones de descendientes.
Por último, los peores delitos que se cometen en el ámbito familiar se caracterizan -normalmente- por su falta de castigo. Me refiero a la carne, al sexo : abusos y agresiones sexuales, a la pederastia y a la violación. Si estos delitos engrosan la denominada criminalidad oculta es porque hay miedo o intimidación a denunciar y sobre todo coacciones graves a la víctima.
Padres y madres que abusan -años y años- de hijos y de menores; familiares que se aprovechan de la cercanía y la confianza para agredir o violar sexualmente, son los escenarios más comunes en estas transgresiones.
También, con ocasión de los divorcios hay muchas denuncias falsas que se hacen a través de los menores. Se acusa de lo peor al padre o a la madre que saldaron con ruptura traumática su convivencia y es parte del odio acumulado. Se trata de una venganza que asquea pero que existe y se utiliza con frecuencia.
Juan Francisco Alcaraz Díaz
Fuentes: