La desbandá. Traición, abandono y tragedia. La pérdida de Málaga 1937. Imagen del libro de Antonio Nadal.

La desbandá. Traición, abandono y tragedia. La pérdida de Málaga 1937

SIEMPRE HAY TIEMPO PARA RECTIFICAR: SOMOS PRISIONEROS DE LAS FUENTES, ENEMIGOS DE LA ESPECULACIÖN

Nicodemo  a Jesús: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

La culpa crece con el tiempo. Entre 1975-1978 recogí todo el material para mi Tesis Doctoral, leída en 1979.La situación de los Archivos en España Vivian el principio de la organización. Nunca me pareció solida la “Historia Oral”, ni aún entonces, que avanzaba, como epifenómeno subvencionado, de una técnica menor, a base epistemológica de la Historia.

Hice un largo recorrido por la Carretera de Málaga a Almería, con dos Comisarios Políticos del PCE y un Oficial de Transmisiones del Ejército Popular de la Republica y participantes en la huida-salida. La carretera había cambiado muy poco. De acuerdo a los Kms., las zonas señaladas, el número de personas (entonces aceptaba unos 150 000).

Con la maldición de los números redondos, establecí que podían haber fallecido entre 3 y 5000 personas. Desde 1978 a 2021, el material existente ha sido enorme. No pude sostener tales cifras. Ni otras. La “memoria “sigue con el texto de N. Bethune, una fantástica-y sentida-visión de la tragedia, posiblemente el más importante e influyente panfleto de la Komintern en España, Al “retirar “mis cifras se resintieron las globales del Sur y de la Guerra Civil Española.

La visión más directa que he obtenido, fue de los camioneros que empezaban a trasladarse entre 1937-1945, por la Carretera: mulos, enseres, carros…arrumbados sobre las cuestas. Ni una referencia existe de naturaleza arqueológica. Solo los corresponsales de Ideal de Granada otorgan cifras sobre el horror y la miseria.

Los dramáticos acontecimientos de la huida de soldados del Ejército Popular de la República, junto a población civil, abandonados por las autoridades, puede incluirse en los grandes movimientos, que, desde la Revolución Francesa, se reproducen en los grandes conflictos militares, de los que forman parte las masas que habitan ciudades y pueblos. Se crearon mitos y sostuvieron las primacías morales y, actualmente, el tema de “la Desbandá”es una bandera apocalíptica, que, con el apoyo de las autoridades políticas, amenazan, incluso físicamente, a los discrepantes.

Se asiste, con temor, a la ocupación de zonas y territorios, en los que historiadores, no estarían seguros en la obligada exposición de sus investigaciones. Una suerte de batunización, acontece con el brutal empleo del desconocimiento histórico de “la Desbandá”. Siempre bajo el umbral del dinero y el totalitarismo.

La carretera de Málaga a Almería 1937 (“La desbandá”)

 El Baleares es un barco”. Declaraciones del Portavoz Socialista de Málaga.

BOE.11 de julio de 2022.” En La Carretera de Málaga a Almería… se produjo una de las mayores masacres de la guerra civil española…Se desconoce el número exacto de muertos”. (Sic)

Los dramáticos acontecimientos de la huida de Málaga de soldados del Ejército Popular de la República junto a población civil, abandonados por las autoridades republicanas y soviéticas, pueden incluirse en los grandes movimientos, que, desde la Revolución Francesa, se reproducen en los grandes conflictos militares, de los que forman parte las masas que habitan ciudades y pueblos.

Los creadores de la degradante palabra ignoran-sin rectificar, “la marca “es sinónimo de “gloria” y dinero- y que es sinónimo de huida, descredito, cobardía y delito de abandono e insubordinación. Por ello supuso el juicio y condena, por el Frente Popular, de la dirección militar de la Republica. La Desbandá fue una traición y una ausencia de heroísmo, según las autoridades republicanas. El sumario fue abierto con fecha 18 de octubre y, según el auto, quedaron procesados los generales Toribio Martínez Cabrera (Jefe del Estado Mayor), Fernando Martínez Monje (jefe del Ejército del Sur) y José Asensio Torrado (Subsecretario de Guerra), los coroneles José Villalba Rubio (Jefatura del sector de Málaga) y Manuel Hernández Arteaga (antecesor de Villalba) y se pedía el suplicatorio a las Cortes, para que en el expediente quedara incurso, para procesar a  Cayetano Bolívar, diputado comunista, comisario de Guerra del Sector. El escrito final contemplaba el auto de procesamiento: prisión incondicional. La huida de Málaga constituye la última imagen del caos, desorden y crimen que se padeció entre julio de 1936 y febrero de 1937, donde no hubo guerra, solo retaguardia. Aunque no alcanzó los espectros de los bombardeos de Dresden, el Havre o Coventry.

La investigación sobre la cuantificación de los que salieron por la Carretera de Málaga-Almería, tanto en la salida como en la vuelta, o la situación inmediata a la entrada de tropas italianas y españolas, el 8 de febrero de 1937, presenta problemas, varios insolubles, desde el rigor académico. A saber:

  1. No poseemos cifras exactas sobre el número de refugiados llegados a Málaga, desde el 18 de julio de 1936 a febrero de 1937.
  2. Hemos intentado por métodos casi judiciales, «instruir», e incluso como detectives, «horas, días, lugares», para descifrar el número de personas salidas entre, al menos, el 14 de enero al 8 de febrero de 1937.
  3. Un historiador no es un sociólogo o un psicólogo de masas y, por ello, debe de ocuparse de «contar (en números)» el miedo o el pánico, y poseemos la metodología para acercarnos a tales acontecimientos y al dolor vivido.
  4. Me ha resultado imposible buscar una aproximación a la cantidad de personas que, salidas de Málaga, fueron retenidas o decidieron no seguir, volviendo desde Torre del Mar o Motril, a la capital o a los municipios malagueños. Rechazo radicalmente las cifras (cada año cambian, por supuesto incrementándose) de 450 a 500.000 huidos (hubiesen desaparecido, en días, las ciudades de Sevilla, Málaga y Granada) o los 300.000 muertos de “El mayor genocidio de la Guerra Civil española”, que superan, en unas horas y una carretera de 70 kilómetros, incluso, el número estimado de la Guerra Civil española en su totalidad (1936-1939).

La Desbandá, coartada de los responsables.

La sagacidad del Bloque de la Memoria (PSOE, Gobierno, Junta de Andalucía y Ayuntamientos) fue encargar libros, conferencias y exposiciones para ocultar a los grandes responsables de la pérdida de Málaga: Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero. Una versión histórica que había sido mantenida por el PCE y la Komintern, por lo menos hasta la derrota por la supervivencia del nuevo comunismo, agarrado a las ubres de la Junta de Andalucía.

Indalecio Prieto abandona la base naval del Mediterráneo y la Marina Republicana es sacada de Málaga. La insólita política de Guerra del Gobierno frente populista alcanza el límite de la autodestrucción de los frentes del Sur y también su ya escaso control del Estrecho, con la «salida» de la Flota de Málaga. Indalecio Prieto, ministro de Marina, entregado al PNV y a los intereses de su propia circunscripción electoral, ordena su envío al Cantábrico, para sostener la Campaña del Norte. Lo hace en contra, incluso, del jefe de la Flota, el capitán de Corbeta Miguel Buiza. Tal acción permite a la Armada del bando nacional hacer bajar, el 27 de septiembre, desde El Ferrol, en dirección al Estrecho, los cruceros almirante Cervera y Canarias, como reconoce Cerezo, Martínez Bande, Bastarreche, Kusnetsov o el Almirante Moreno.

Con el éxito de esta acción el dominio del Estrecho pasa a manos de    la Escuadra Nacional. Los destructores que hay en Málaga se retiran a Cartagena, acelerándose, a la vez, el transporte de tropas por mar desde    Marruecos.

Largo Caballero y su política de guerra

Caballero fue citado repetidas veces a declarar sobre los hechos acaecidos: “La dirección que se imprimía al proceso, iba encaminada a averiguar si los generales cumplieron o no las órdenes del Ministerio de la Guerra, mandando material a Málaga. Se demostró que la cumplieron.” Sí, Málaga, no recibió la ayuda necesaria: “Era yo el que ordenaba el envío de material a todos los frentes”. Largo Caballero, presionado por los comunistas, ante las insistentes peticiones debió contestar una frase terrible: “Para Málaga, ni un cartucho más”[1].

La última y más grave de las ocultaciones de la “historia progresista” es la presencia de la URSS en Málaga. En octubre de 1936, Berzin creyó necesario, con el concurso del Partido Comunista, enviar tropas al frente de Málaga. El coronel Vasili Ivanovich Kiselev “Kremeng” (los lujosos libros de encargo de la memoria del Sur confunden a “Kremeng” con Kleber), recién llegado de la URSS, había sido designado consejero militar con destino en el frente de Málaga. El grupo soviético era más amplio y, además de oficiales del Ejército, hubo también un representante de la Marina y dos traductoras. Su objetivo era poner orden y “acabar con los anarquistas”. Kremeng acabó huyendo hacia Almería, como Bolívar, en sus coches respectivos, abriéndose paso entre las personas a pie.

La Desbandá y la verdad

El escándalo de la Huida. El día 7 de febrero, sin previa convocatoria, se reúnen en la Comandancia Militar el coronel jefe del Ejército del Sur y del Sector, José Villalba Rubio, el comisario delegado de guerra del sector, Cayetano Bolívar Escribano, el delegado de éste en la sección de Operaciones, José Margalef, y el secretario del Comité del Partido Comunista de Málaga, Rodrigo Lara Vallejo.

Todos acuerdan el traslado del Cuartel general a Nerja. En este informe oficial no se menciona la presencia en la citada reunión del coronel ruso, Kremeng, aunque está convocado para ser interrogado, bajo el nombre de Creiming, para evitar la condena del comité internacional de “No intervención”.

De cinco a cinco y media de la tarde, al terminar la reunión, los que habían estado reunidos salen de la capital, al parecer con el fin de establecer una nueva línea en Torre del Mar y Vélez Málaga, y, desde ella, preparar la contraofensiva. Pero no comunican a nadie la salida, ni el lugar a que se dirigían, ni el objetivo o finalidad de su marcha.

No puede ser más revelador el informe oficial sobre la salida-abandono de Málaga y sobre quiénes salen, asustados, por la desaparición de las autoridades responsables en tan críticos momentos. Como declara el coronel Villalba:

«dejándola militarmente abandonada, sale también de ella: las tropas que van llegando de los frentes, al no encontrar en la Capital autoridades, ni mandos que las orienten y dirijan, se desmoralizan y emprenden una desordenada marcha en unión de los                        familiares, paisanos que en ella tienen, relegando a segundo término los  objetivos militares; la población civil, de la que nadie se ocupó, notablemente incrementada por los refugiados de los pueblos que el enemigo había venido haciendo suyos, procuraba desde aquella mañana del 7, al  observar que los rebeldes seguían progresando, abandonar la Capital, utilizando toda clase de medios, y por la tarde, al darse cuenta de la salida      del elemento oficial, intensificó la evacuación, sin orden ni concierto, ocupando cuantos vehículos encontraba, cualquiera que fuera el destino que tuviera señalado; todos, autoridades, tropas, población civil, seguían una misma dirección, la carretera que desde Málaga conduce a Almería, dificultándose unos a otros la progresión por la misma».

Los que escapan son -en líneas generales- republicanos (entiéndase como votantes o miembros del Frente Popular) quienes, vencidos en sus respectivas capitales o pueblos, huyen ante la detención por los militares nacionales y, lo que es mucho más amenazador, ante la venganza de los propios vecinos afines a ese bando, en la infeliz tierra de los odios, que habían alcanzado en el Sur el paroxismo. Otros fueron obligados ante la tesitura de que las autoridades republicanas identificaran el permanecer en los pueblos con una posible connivencia con el fascismo.

En febrero de 1937, pudieron concentrarse en la capital malagueña unos 50.000 hombres armados -milicianos y población flotante-, que constituían la «teórica» defensa de Málaga y otros 10.000 de los desdibujados frentes, acompañados de población civil, entre 10.000 y 20.000. Como mínimo, alrededor del 20% esperaba sin duda con esperanza la entrada del Ejército nacional.

Las operaciones militares

 La entrada de las columnas del Ejército nacional en Málaga es suficientemente conocida. Pero hemos de detenernos ante dos armas que, por su novedad e importancia en las técnicas de combate posteriores, serán además señaladas como “genocidas”.

La Aviación. La rápida decisión de Franco de pedir ayuda a Italia y Alemania impulsó una modificación de la distribución estratégica de las fuerzas aéreas en España. En dos meses, la Unión soviética y, en menor medida, Francia, equilibrarían la marcha de la guerra aérea. La Guerra en el cielo de Málaga escenificó, con carácter previo, la contienda de la próxima guerra mundial, con aparatos que se modernizaban constantemente y un plantel de aviadores brillantes: los de la Legión Cóndor y la Aviación Legionaria Italiana contra los de la renovada Aviación Soviética. Los choques son numerosos. Avanzado febrero, cinco Polikarpov I-15 Chato, combaten entre Antequera y Bobadilla contra tres Fiat CR-32 italianos, siendo derribados dos de estos últimos. El 3 de febrero, dos Bombarderos SB2 Katiuska y un Polikarpov I-15 Chato hostigan Marbella, Granada y también a la Armada nacional.

El 5 de febrero, se inicia la gran ofensiva a lo largo de todo el arco del frente. La Aviación Legionaria efectúa dos salidas masivas con cinco Romeo Ro-37 y  siete Fiat CR-32 en la primera, y con diez Savoia 81 y diecinueve Fiat CR-32 en la segunda. Lanzan doscientas ochenta bombas de cincuenta kilos. De la aviación española solo actúan los Breguet XIX del grupo Sevilla-Córdoba y la patrulla Fiat CR-32 de García Morato, que se conoce como Escuadrilla García Morato, si bien en su cuaderno de vuelo no aparece de los días 8 al 10 de febrero de 1937, actividad alguna. En todo caso, en el terrible supuesto de usarse las bombas de 50 kilos sobre una población civil relativamente estática, la letalidad hubiese creado escenas indescriptibles y boquetes identificables.

La Marina. Desde el día 5 febrero 1937, el Canarias y Baleares hacían fuego de interdicción, es decir, fuego de cañón sobre objetivos tales como una zona de reunión, cruce o similar con el fin de impedir su empleo eficaz. La misión de la Flota nacional era impedir la llegada de refuerzos a la capital por la carretera de la costa, evitar la presencia y actuación de la escuadra enemiga y apoyar con sus fuegos el avance de las columnas que operaba por la costa. Sobre los proyectiles navales lanzados, en especial por el Baleares: «la intensidad del fuego artillero quedó reflejada en el número de proyectiles disparados solamente por el Baleares durante esta intervención: 209 de 105 y 120 milímetros”. Los proyectiles de 105 y 120, pensados para abrir boquetes o reventar un casco u otros espacios sólidos, poseen una capacidad destructiva contra buques muy alta. Contra una masa de población es baja, puesto que, al estallar, no lanzan ni metralla ni esquirlas. Y si se consulta los heridos que ingresaron en los Hospitales de Almería, la mayor parte                                  de ellos lo fueron por esquirlas, piedras o metralla. Lanzados sobre cuerpos humanos, desde un cañón 120, con proyectiles de ese calibre, hubiese, prácticamente, hecho «desaparecer» a decenas de personas ante la violencia del impacto.

La artillería de 203 milímetros de los cruceros de guerra fue empleada en fuego de interdicción. Disparada sobre la población civil hubiese sido inenarrable el horror. Pero los cruceros, situados a unas cuatro millas de la playa -unos 5 o 6 km.-, se centraron en disparar a los camiones, coches y grupos militares cuya relación aparece como destruidos en diversos informes. Si el Canarias, el Baleares o el Almirante Cervera hubieran querido causar «una  masacre», se habrían acercado a dos millas y abierto fuego con sus ametralladoras pesadas. A esa distancia no hubieran fallado y la mortandad hubiera sido extrema. Con la telemetría de los cruceros se hacían blancos muy precisos, allá donde se apuntase. Pero los proyectiles hicieron blanco sobre las rocas, que caían en parte del recorrido. Las piedras que se desprendían y fueron las causantes de muchos heridos. La “cruzada” de la izquierda, inventada, esta vez, contra el Baleares, no posee un solo dato objetivo.

Betune el héroe de la memoria

Me ocuparé escasamente de Bethune[2]. Llegó a Almería por casualidad, el “día 10 de febrero por la tarde”. El 9 se había cerrado el frente en Motril. Vio llegar al 10% o 20% de los salidos. Se han superado el millón de euros de dinero público para promocionar a este personaje, cuyo folleto se ha convertido en el más eficaz documento de la propaganda de la Komintern. No hay ayuntamiento socialista que no haya elevado monumentos, poemas, loas y dinero, mucho dinero.

Actualmente, La Desbandá es una bandera apocalíptica que, con el apoyo de las autoridades políticas, amenaza, incluso físicamente, a los discrepantes. Se asiste, con temor, a la ocupación de zonas y territorios en los que los historiadores no estarían seguros en la exposición de sus investigaciones, todo ello en favor de versiones asentadas en el desconocimiento histórico de La Desbandá.

Bibliografía

Causa, incoada para esclarecimiento de los hechos determinantes de la pérdida de Málaga y del derrumbamiento de los frentes del Sector malagueño, así como para la determinación y en su caso exigencia de responsabilidades por mentados hechos. La forman dos piezas principales, otra separada. La primera de las piezas principales se halla integrada por las diligencias que instruyó, desde 19 de febrero de 1937, en que comenzó a actuar hasta 31 de mayo del mismo año, en que cesó el coronel del arma de Artillería don César Blasco Sasera. La segunda de las piezas principales se halla integrada por las actuaciones del que suscribe y constan de 2.130 folios, más lo que ocupe este resumen.

GARCÍA ALONSO.: Mis dos meses depresión en Málaga. Granada 1937.

GARCÍA ALONSO: Flores de Heroísmo. Sevilla 1937.

GOLLOMET Y MORALES.: Sangre y Fuego en Málaga. Granada 1937.

GÓMEZ BAJUELO, G.: Málaga bajo el Dominio Rojo. Cádiz 1937.

LÓPEZ, T.: Treinta semanas en poder de los Rojos en Málaga. De julio a febrero. Sevilla 1938.

LLUCH, F. VALLS.: Semilla Azul. Granada 1937.

MORENO GONZÁLEZ, R.: Yo acuso… (133 días al servicio del Gobierno de Madrid por… ex abogado fiscal del Tribunal Popular de Málaga). Tánger s/f.

Antonio Nadal Sánchez, De pronto, una guerra (1936-1937). Plumagica 2019.

Antonio Nadal Sánchez, Considerando: Abandono y deshonor en la Pérdida de Málaga, 1937. Ed. Algorfa 2022.

Antonio Nadal Sánchez, Guerra Civil en Málaga, Ed. Arguval 1984. (Tesis Doctoral).

Antonio Nadal Sánchez, Las traductoras militares rusas en la Guerra Civil española. 1991,

[1] F. Largo Caballero, Mis Recuerdos, México 1976, págs. 228 y ss.

[2] Norman Bethune fue enviado a España por la Komintern. Entre sus especialidades estaban los novedosos procesos de trasfusión de sangre a los heridos. En mi libro Considerando, me ocupo de las dudosas aportaciones científicas de “las transfusiones de sangre”, creación propagandística de Luigi Longo. Desde el gobierno de Valencia Norman Bethune fue enviado a Almería, donde prestó ayuda a grupos de quienes huían de Málaga. Su opúsculo constituyó, a mi entender, el más influyente texto de la Komintern sobre España.


Autor: Antonio Nadal Sánchez | Artículos de Antonio Nadal Sánchez
Nacido en Granada, es Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Málaga. Historiador y escritor.

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