La manipulación informativa y la ocultación de información por parte de la prensa ha influido notablemente en el «caso mascarillas», «caso Delci», «caso globalia»…
La prensa es presuntamente responsable y cómplice de esta situación, pues selecciona y presenta sesgada la información, para influir en la opinión pública con titulares falseados, la omisión de datos, el sensacionalismo, la distorsión de hechos, la selección selectiva de fuentes y la creación de narrativas tendenciosas o partidistas.
«Caso mascarillas» – Prensa sesgada
Han pasado dos años desde la pandemia y la compra de mascarillas. EL caso no tuvo recorrido en los tribunales, hasta que, de repente, estalla la noticia: «»boom, caso mascarillas», revelando una trama de corrupción de proporciones descomunales. La presunta implicación de cargos públicos y administraciones autonómicas ha sacudido la confianza de los ciudadanos en el sistema.
Manipulación mediática
- La mayoría de los medios de comunicación estan subvencionados o influenciados por intereses políticos, económicos o sociales, lo que distorsiona su capacidad para informar de manera imparcial y completa.
- Los titulares exagerados o directamente falsos, y la presentación dramática y vehemente de noticias son estrategias comunes para minimizar el caso y desviar la atención de la corrupción política.
Sesgo ideológico y político
- Presentar información de manera que refuerce las creencias preexistentes de la audiencia, reforzando así burbujas informativas y polarización.
- La prensa puede tener una inclinación ideológica o política que afecta la forma en que informan sobre eventos y temas. Esto se refleja en la selección de historias, la interpretación de los hechos y la elección de fuentes, lo que distorsiona la percepción pública del «caso mascarillas».
Contrastar la información es esencial, especialmente en el «caso mascarillas»
Contrastar la información y ser conscientes de la posibilidad de sesgo en las fuentes que consultamos. Desarrollar habilidades críticas y obtener diferentes perspectivas nos permite discernir la verdad en medio de la manipulación mediática y garantizar la transparencia en la sociedad.
El todo caso, la sociedad civil debe seguir defendiendo a los muchos periodistas honestos que quedan, y no desesperarse ni ser pesimistas, pues el sueño dorado de un político corrupto es contar con profesionales del periodismo apesebrados y con ciudadanos dóciles, conformistas y desesperanzados.