Hace 10 años, Pedro Sánchez prometía la eliminación del Ministerio de Defensa al llegar al poder, argumentando demagógicamente que el gasto público debía reducirse y que los recursos debían centrarse en otros sectores sociales.
De la promesa de desmantelar el Ministerio de Defensa a apostar por aumentar el gasto Militar
Hoy, en un giro radical y contradictorio, defiende un aumento sustancial en el gasto militar, para llegar al 3% del PIB, para recuperar las inversiones atrasadas y cumplir las contribuciones entre países aliados.
Esta incoherencia, no solo descubre una contradicción flagrante en su discurso político, sino que también resalta una alarmante falta de coherencia con su visión de país. ¿Por qué, en un contexto económico y social tan difícil, Sánchez propone aumentar el presupuesto militar?.
Sin embargo, a pesar de esta contradicción, el incremento en la financiación de la defensa no debe ser visto como un lujo innecesario, sino como una necesidad básica para mantener la soberanía y libertad. Sin seguridad exterior no se pueden desarrollar las actividades de un país.
Riesgos geopolíticos
España se enfrenta a riesgos geopolíticos reales, como la tensión constante con Marruecos, el control del Estrecho de Gibraltar y disputas territoriales sobre el Peñón, el norte de África y Sahel, la crisis en todo el mediterráneo y sus accesos marítimos, la pugna por los recursos energéticos, o los compromisos compartidos con la Unión Europea, la OTAN y la ONU.
La capacidad de defensa de nuestro país no puede quedar supeditada a los vaivenes políticos ni a la falta de previsión. La seguridad nacional es una cuestión de Estado y debe ser una prioridad que trascienda las contradicciones del presidente y sus intereses políticos particulares y a corto plazo.
La narrativa que intentan construir los medios afines al gobierno, pintando este aumento de gasto como una “necesidad para la seguridad de Europa”, disimula una realidad mas profunda, que sin una defensa adecuada, España estaría desprotegida frente a posibles amenazas externas que ya no son escenarios lejanos, sino desafíos que pueden golpear a nuestras fronteras y espacios de interés económico. Por su parte los partidos comunistas y separatistas, presos de intereses injustificables, siempre se oponen a cualquier acción consecuente con la responsabilidad y solidaridad internacional española.
Es crucial que, más allá de las contradicciones políticas, los recursos destinados a las Fuerzas Armadas sean bien administrados para garantizar la defensa de nuestra patria. Enfrentamos un panorama internacional incierto y no podemos permitirnos descuidar nuestra soberanía y fronteras, que son la base de nuestro bienestar, identidad, independencia y libertad como nación. La pérdida de territorios o de soberanía en cualquier aspecto, son carísimos y cuestan muchísimo más que cualquier presupuesto militar.
Por lo tanto, aunque las palabras de Sánchez sobre la defensa puedan parecer inconsistentes, la prioridad debe ser asegurar que España esté preparada para defenderse de los riesgos y amenazas reales que enfrentamos, sin caer en la tentación de subordinar la seguridad nacional a intereses extranjeros ni los de un gobierno incapaz de mantener coherencia en sus decisiones.
Fuentes
