La Chiqui

LA CHIQUI: ESA ANDALUZA QUE TRABAJA CONTRA ANDALUCÍA

Artículo de Juan Manuel Jiménez Muñoz,  Médico y escritor malagueño.

Por más que me estrujo la sesera no entiendo a los millones de compatriotas andaluces que todavía, aunque cada vez en menor cantidad, piensan votar a “La Chiqui” en las próximas elecciones andaluzas.

Nuestra “Chiqui”, nuestra choni, nuestra María Jesús Montero, la ministra de Hacienda de Sánchez, esa despeinada marujona con pelos en el sobaco y restos de acné juvenil, ese manojo de nervios que pide un psiquiátrico a gritos, esa fogosa verdulera con perdón de las verduleras, esa foca aplaudidora de las gracias de su jefe, se parece ya bien poco a la María Jesús tranquila con la que yo me reunía cuando el abajo firmante era directivo del Distrito Sanitario Málaga y María Jesús la consejera de Salud de Andalucía.

Por aquellos entonces (2005-2006-2007-2008-2009), los directivos sanitarios de toda Andalucía, varias veces al año, viajábamos a Sevilla para que María Jesús Montero, entonces algo más cuerda pero igual de retorcida, nos explicara las tropelías que debíamos cometer en nuestras respectivas provincias para desmantelar la Atención Primaria y ahorrar un dinero público que se invertiría, según ella, en otros menesteres necesarios. Ignorábamos, por supuesto, que los altos cargos socialistas dedicaban esos dineros ahorrados a pagar putas, a esnifar coca, a comprar sindicalistas, a beneficiar a sus afiliados, a pagar falsos ERES y a mantener una legión de clientes en las sierras de Sevilla. Todo eso lo ignorábamos. Pero, cómplices como fuimos los gestores, aplicábamos las consignas: (1) nada de contratar médicos, (2) nada de contratar enfermeras, (3) nada de recetar cosas caras y (4) suplir las carencias públicas mediante conciertos sanitarios con la medicina privada. Esos cuatro puntos, amigo lector, eran los cuatro ejes de la gestión sanitaria que propugnaba “La Chiqui”, pero el ahorro conseguido en Sanidad no se iba a mejorar las carreteras andaluzas, ni a construir vivienda pública, ni a poner más maestros en las aulas, sino a mamoneos de las élites. Y así, entre malos políticos socialistas y malos gestores sanitarios, conseguimos que 7000 médicos y 9000 enfermeras se aburrieran y se marcharan de Andalucía. Y de aquellos polvos, estos coitos.

La choni que se cargó la Sanidad andaluza vuelve de nuevo al ataque: María Jesús Montero quiere ser presidenta de Andalucía. Y, para más inri, a sus pésimos antecedentes como consejera de Salud añade ahora el baboseo que se trae con los separatistas catalanes, con esos hijos de la Gran Bretaña que quieren comer aparte para poder comer más, con esos insaciables tiburones que poseen una agencia espacial inútil, una televisión sediciosa, un delincuente mandando en España y 72 embajadas repartidas por el mundo. Repito: 72.

Pero María Jesús trabaja para que tengan más. Digo los hijos de la Gran Bretaña, los ladronazos del 3%, los sediciosos, los insolidarios, los insaciables. María Jesús y su partido socialista trabajan duro para que los catalanes de pedigrí puedan expulsar de Cataluña a los inmigrantes problemáticos enviándolos a Huesca, Pontevedra, Jaén, Granada, Castellón o Badajoz. María Jesús y su partido socialista trabajan duro para que los catalanes de pedigrí eliminen la astronómica deuda que han generado con sus fantasías separatistas y para que se las paguemos los andaluces, los madrileños, los riojanos, los extremeños, los castellanos, los aragoneses y los asturianos. María Jesús y su partido socialista trabajan duro para que los catalanes de pedigrí puedan multar a los empresarios catalanes que rotulen sus comercios en el idioma cervantino. María Jesús y su partido socialista trabajan duro para que el resto de los españoles tengamos que responder en catalán si nos llama por teléfono desde Santa Coloma de Gramanet un catalán de pedigrí. María Jesús y su partido socialista trabajan duro para que los catalanes puedan tener una “financiación especial”, que no es otra cosa que llevarse más dinero cada año a costa de los canarios, los ceutíes, los murcianos, los melillenses, los gallegos y los valencianos.

Y María Jesús calla cuando esos mismos hijos de la Gran Bretaña, esos sediciosos insaciables, esas voraces pirañas, insultan a los andaluces llamándonos vagos, ignorantes, aprovechados y miserables.

Anteayer, sin ir más lejos, Jordi Turull, un alto dirigente del partido de Puigdemont, dijo en rueda de prensa que “los catalanes pagan a los andaluces el gimnasio y las mascotas”. Lo cual es una ampliación de lo que afirmaron en 2011 referido a andaluces y extremeños: “con lo que los catalanes les damos, pasan todo el día en el bar del pueblo”. Lo cual, a su vez, es otra ampliación de lo que en 1976 pensaba Jordi Pujol sobre nosotros: “el hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico, un hombre destruido, un hombre poco hecho. Es un hombre que desde hace centenares de años vive en un estado de ignorancia, de miseria cultural. El hombre andaluz, pues, constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España”. Y mientras eso decían, “La Chiqui” trabajaba para arreglarles más cosas: la amnistía, el Código Penal, el control de las fronteras, el catalán en Europa, una financiación especial y otra embajada en la Luna.

Y esa canalla antiespañola, esa élite privilegiada, esa basura sediciosa, es la que tú votarás, desnortado socialista andaluz, cuando, creyendo que votas al Partido Socialista, metas tu papeleta en la urna en las próximas elecciones autonómicas.

Firmado:

Juan Manuel Jiménez Muñoz.

Médico y escritor malagueño.


Autor: Redacción | Artículos
Equipo de redacción de Iniciativa 2028

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