Del franquismo a la monarquía: la construcción y ocaso del régimen
Tras la Guerra Civil, España quedó arrasada y aislada, pero el General Franco consolidó un Poder absoluto que presentó como la culminación de una “cruzada” contra el comunismo y la desintegración nacional. Desde 1939, su autoridad se apoyó en el Ejército, la Iglesia y el Movimiento Nacional, convirtiendo la victoria militar en fuente de legitimidad política. España quedó al margen de las Democracias occidentales, y su Régimen evolucionó hacia una dictadura personal con apariencia institucional.
En 1947, la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado declaró a España como un Reino sin Rey y otorgó a Franco la potestad de designar a su sucesor. Con ello, el Dictador aseguraba la continuidad del sistema más allá de su vida y daba un paso decisivo en la institucionalización del franquismo. El Régimen se presentó como una “Democracia Orgánica”, donde las Cortes no representaban a ciudadanos libres, sino a familias, Municipios y Sindicatos, todos integrados en el Movimiento Nacional.
Durante la década de 1950, el contexto internacional cambió. La Guerra Fría convirtió a España en un aliado estratégico de Occidente, y los acuerdos con Estados Unidos (1953) y el Concordato con el Vaticano rompieron su aislamiento. En 1955, España ingresó en la ONU. Esa legitimación exterior permitió al régimen prolongarse, mientras las Leyes Fundamentales del Reino —culminadas con la Ley Orgánica del Estado (1967)— daban al franquismo un armazón jurídico destinado a perpetuarlo.
El sistema, sin embargo, seguía sustentado en la figura de Franco, que concentraba todos los Poderes y ejercía una autoridad sin límites. En 1969 designó como sucesor al Príncipe Juan Carlos de Borbón, vinculando así la continuidad del régimen a la restauración monárquica prevista en 1947.
Pero a la muerte del dictador, en 1975, la estructura política que había erigido comenzó a desmoronarse. La Sociedad española había cambiado, el aislamiento ideológico ya no era sostenible y la presión por las libertades democráticas se hizo irreversible. Bajo el reinado de Juan Carlos I y el impulso del Presidente Adolfo Suárez, España emprendió la Transición hacia una Monarquía Parlamentaria y un sistema de libertades. La Constitución de 1978 cerró así el ciclo iniciado en 1939, sustituyendo el autoritarismo personalista de Franco por un Estado Democrático de Derecho.




