Compartimos un mensaje anónimo, sobre «El Bierzo y la Médulas», que circula por las redes, y que invita a padres, abuelos y profesores a transmitir los conocimientos tradicionales que el progresismo Woke desea suplantar en España.
Dice así:
- Los celtíberos sabían que la península ibérica era árida, así que construían sus asentamientos cerca de los ríos. Como no solía ser suficiente, hacían pozos para desviar el agua.
- Los romanos sabían que la península ibérica era árida, así que llenaron Hispania de acueductos para llevarla donde hacía falta.
- Los árabes sabían que la península ibérica era árida, así que llenaron Andalucía de aljibes para acumularla.
- Nuestros abuelos sabían que la península ibérica siempre, ha sido árida y para solucionarlo crearon canales de riego y pantanos.
- Todas las civilizaciones que han pasado por la península Ibérica sabían que debían desviar y acumular el agua porque somos un país árido.
Menos los lumbreras que nos gobiernan desde que murió Franco. Actúan como si fuésemos un país lluvioso, o con mala intención e ignorancia supina, y ahí están volando presas.
Recuerda que desde los celtíberos ya sabíamos que España es árida, para cuando no tengas para beber o no haya comida en la mesa y te digan que es el «Cambio Climático«.
España es ya el `País que más presas destruye de toda Europa:
- En plena sequía histórica, España elimina un centenar de ellas; casi la mitad de las desmanteladas en toda Europa.
- Todos contra la destrucción de la presa de Valdecaballeros. Que todos los Españoles lo conozcan, por favor.
- Por el agua, por el mundo rural, por Extremadura y toda España.
Me llamo Diana y soy la primera generación berciana de mi familia, o sea, nacida en El Bierzo, León. Mis padres, con paciencia y amor, nos enseñaron que la naturaleza no es solo un lugar que se visita, sino un hogar que se cuida (el Papa Francisco dedicó una encíclica completa a nuestro planeta «Laudato si»).
Hoy soy ingeniera del medio natural, he trabajado en vigilancia y extinción de incendios y soy profesora de Patrimonio Natural en la universidad de la experiencia, algo que poca gente sabe, y por eso conozco de primera mano la fuerza implacable del fuego y el valor incalculable de cada metro cuadrado de bosque que se pierde.
Las médulas
Las Médulas fueron para todos un rincón mágico, primero con las minas de oro más importantes del imperio romano, y luego, declaradas «Bien de Interés Cultural» por su valor arqueológico en 1996, y finalmente Patrimonio de la Humanidad, entre otros reconocimientos. Allí, de niños, corríamos entre los castaños como si fueran gigantes protectores, nos asomábamos con asombro a las galerías excavadas por los romanos, y sentíamos que cada sendero guardaba un secreto antiguo. Era un lugar para jugar, para aprender y para soñar, un pedazo de historia viva.
Cuando arden las Médulas, Patrimonio Natural de la Humanidad, lo que arde también es la dignidad de esta tierra… y apenas se oye un murmullo fuera de El Bierzo o León.
Estos días hemos visto cómo el fuego se tragaba siglos de historia, montes enteros, casas humildes y el sustento de muchas familias, amigos que han perdido años de trabajo… Animales que han perdido la vida ante un monstruo que avanzaba sin piedad. El humo no solo oscureció el cielo: cubrió nuestros corazones con un peso insoportable.
Esto no es mala suerte, es MALA POLÍTICA . Es la cosecha amarga de décadas de abandono, de montes dejados a su suerte, de planes de prevención inexistentes y de una gestión forestal que solo aparece para la foto. Han convertido nuestros bosques en mechas secas, listas para encenderse con el primer chispazo.
El Bierzo
El Bierzo sangra en silencio. Somos una comarca olvidada hasta que el desastre es tan grande que resulta imposible no mirarlo… y aun así, lo miran de reojo. Las Médulas no eran solo tierra y árboles: eran parte de nuestra identidad, de nuestras raíces, de nuestra voz como pueblo. Hoy, por negligencia y desinterés, nos han arrancado un trozo del alma.
Arde nuestro patrimonio, arde nuestra memoria, arde nuestra tierra. Y mientras, los responsables se escudan en el viento, el calor o la fatalidad. Pero no, la fatalidad no podó los cortafuegos, no limpió los montes, no recortó en brigadas forestales. Eso lo hizo la mano invisible —y cobarde— de la dejadez INSTITUCIONAL.
Y ahora se les llena la boca hablando de ayudas… Sin hacer ni siquiera una mínima referencia a las muchas personas que están trabajando incansablemente y bajo unas condiciones deplorables, casi, casi, por voluntad y arraigo. GRACIAS POR ELLO. GRACIAS A TODOS Y A TODAS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS.
El fuego pasará, pero el vacío quedará. Y lo más duro es saber que mañana, cuando arda otro pedazo de nuestra historia, volverán a decir que “nadie podía preverlo”. Y nosotros, con la garganta rota de tanto gritar, nos preguntaremos si esta tierra tendrá que arder entera para que alguien la vea.
Hoy la ondina del lago de Carucedo, llora lágrimas de fuego…
EL BIERZO Y LAS MÉDULAS EXISTEN.
(Podéis compartirlo. No nos resignemos nunca).