Pilar Almagro. El Alcalde redentor de Nueva York
El 5 de noviembre de 2025, Nueva York eligió a Zorran Mandani, su primer alcalde musulmán y autodenominado socialista democrático. Su victoria, celebrada junto a George Soros, simboliza la expansión global de una nueva izquierda urbana radical, que promete bienestar total a cambio de un mayor control estatal. Mandani propone autobuses gratuitos, congelación de alquileres, guarderías universales y supermercados públicos. Pero, como siempre, surge la pregunta esencial: ¿quién paga todo esto? La respuesta es clara: los ciudadanos, mediante subidas masivas de impuestos y castigos a las rentas altas y a la propiedad privada.
El nuevo Alcalde representa una tendencia que crece en las grandes ciudades del siglo XXI —de Londres a Nueva York—: el desencanto con la política tradicional y el refugio en un discurso moral y redentor. Sin embargo, esta visión estatista destruye las bases del capitalismo —ahorro, inversión y emprendimiento— sustituyéndolas por una burocracia moral que reparte privilegios y castiga el mérito. Al imponer controles y gratuidades, el Estado elimina los incentivos y la información que hacen funcionar al mercado, generando escasez, dependencia y huida del talento productivo.
Mandani mezcla religión y política, fe y socialismo. Se presenta como líder espiritual y salvador social, citando a figuras como Nehru, el arquitecto del intervencionismo indio, cuya política de planificación estatal terminó en pobreza y parálisis. Su mensaje encierra un peligro profundo: cuando el poder político se reviste de virtud moral, discrepar se convierte en pecado.
Nueva York, símbolo del capitalismo creativo, puede transformarse así en una ciudad administrada, donde cada necesidad justifica un impuesto y cada compasión una restricción. Como recordaba Ludwig von Mises, no existe el almuerzo gratis: toda promesa de redención estatal se paga con un precio oculto —la pérdida de la libertad.




