Hay titulares que ya ni sorprenden. Uno lee que Bildu vuelve a dar oxígeno a Sánchez y la sensación es que llevamos años instalados en el “día de la marmota” democrático. Esta vez, Otegi, un nombre que arrastra más hemeroteca que un juzgado de guardia, anuncia con esa solemnidad tan suya que negociará los Presupuestos “con toda la voluntad del mundo”. Solo le faltó añadir: “siempre que me cuadren los números y el relato”. Porque aquí lo de menos es el presupuesto; lo que cuenta es el relato, y quién lo compra.
No deja de tener su gracia, o su sombra, que la negociación la encabece Otegi. Condenado por pertenencia a banda armada, y no a una cualquiera, a ETA según sentencia firme de 2006, el hoy “hombre de Estado” aparece en la foto como socio imprescindible para la “gobernabilidad”. Pero así están las cosas: la memoria es frágil y la necesidad de escaños, absoluta.
Y el Sanchismo, fiel a su manual de resistencia, vuelve a mirar para otro lado mientras Bildu se pasea por los pasillos del poder. El partido de Sánchez ha perfeccionado el arte de pactar con quien haga falta, incluso si entre sus filas, las de Bildu, se entiende, aparecen nombres con condenas por delitos de sangre. No es opinión, es dato. En las listas de Bildu para las últimas elecciones municipales figuraban hasta 44 candidatos condenados por terrorismo, siete de ellos con delitos de sangre. Entre ellos, nombres como José Antonio Torre Altonaga (“Medina”), Juan Carlos Arriaga o Egoitz Urruticoechea. Todos ellos, con sentencias firmes. Y sí, todo esto ha pasado sin que desde el otro lado del hemiciclo se escuche algo más que un murmullo resignado.
¿Normalidad democrática? Llamémoslo “realpolitik ibérica”, porque lo de ética queda ya para tertulias universitarias. El mensaje, en el fondo, es demoledor: la gobernabilidad justifica cualquier trago, aunque en el brindis falten nombres y sobren silencios.
Mientras tanto, desde Moncloa todo son gestos y guiños, como si cerrar los ojos fuera suficiente para blanquear el pasado reciente. “Toda la voluntad del mundo”, dice Otegi. Y sí, voluntad hay. Sobre todo, para que nadie hable de según qué condenas, ni de según qué pactos.
Hay quien dice que la política es el arte de lo posible. En España, parece más bien el arte de lo impresentable. Y aquí seguimos, aplaudiendo el acuerdo, pero con tinta roja. Como la sangre «de tantos inocentes» que algunos prefieren no recordar.
Listado de referencias y comprobaciones:
- Mención de las condenas firmes de Otegi
- Candidatos de Bildu condenados
- Nombres citados: Torre Altonaga, Arriaga, Urruticoechea
- Declaraciones de Otegi sobre negociación