Pedro Sánchez encarna desde hace años un estilo político híbrido entre la gestión de crisis y la creación deliberada de “teatros de distracción”. Su carrera se ha basado en la capacidad de sobrevivir a escándalos internos y externos –desde investigaciones judiciales sobre su entorno familiar hasta apagones eléctricos– y, a la vez, redirigir la atención ciudadana hacia consultas populares o debates mediáticos que refuercen su narrativa de “diálogo social”.
Este análisis desgrana sus métodos de control de agenda, con especial foco en la reciente encuesta pública sobre la OPA de BBVA al Sabadell, y evalúa sus implicaciones para la confianza democrática y la competitividad económica.
Trayectoria política y coalición frágil
Pedro Sánchez alcanzó la presidencia en junio de 2018 tras desbancar en una Moción de Censura al Gobierno de Mariano Rajoy, mostrando desde el principio una gran habilidad para gestionar fracturas internas en el PSOE y pactar con fuerzas independentistas catalanas para sostener su ejecutivo minoritario (Político.eu).
Su coalición se apoya en un delicado equilibrio con partidos como ERC y Junts per Catalunya, lo que le obliga a maniobrar constantemente entre concesiones y advertencias, manteniendo un discurso de progreso social mientras amortigua cualquier crítica centrista o conservadora.
Estilo político: distracción y control de la agenda
Sánchez ha convertido la pugna por la Reforma de la Ley de Medios en un símbolo de su supuesta apuesta por la “transparencia”, aunque críticos lo ven como un recurso para polarizar a la opinión pública y acallar debates económicos más incómodos (Bloomberg.com).
Cuando un devastador apagón dejó a España a oscuras, el Gobierno delegó la responsabilidad en las compañías eléctricas y en supuestos actos de sabotaje, redirigiendo cualquier discusión sobre fallos estructurales del sistema energético hacia la búsqueda de “culpables externos” (Bloomberg.com); pese a las dudas sobre esta versión, la Oposición clamó por mayor transparencia, debilitando su posición (Financial Times.com).
En 2024, ante una investigación judicial sobre presuntas irregularidades en las actividades empresariales de su esposa, Sánchez catalogó las pesquisas como un “ataque orquestado” por sus adversarios conservadores, reforzando su relato de líder acosado y forzando la atención mediática a girar hacia un debate sobre Independencia Judicial (Reuters.com).
Esta técnica de crisis permanente –creada o reaccionada– le ha permitido, de paso, presentar cada nueva polémica como un trampolín para convocar Iniciativas participativas, reforzando una imagen de Presidente “cercano al pueblo” (Reuters.com).
Caso de estudio: consulta pública sobre la OPA de BBVA a Sabadell
El 6 de mayo de 2025, Sánchez anunció una consulta ciudadana inusual para dirimir si existían “criterios de interés general” más allá de la competencia económica que justificaran frenar o condicionar la OPA de BBVA sobre Sabadell (Reuters.com).
La encuesta, de carácter no vinculante y abierta hasta el 16 de mayo, coincide con el periodo de revisión de la CNMC y se presenta como un “mecanismo de participación” que refuerza la narrativa gubernamental de defender al ciudadano frente a grandes corporaciones.
No obstante, numerosos analistas señalan que esta jugada busca desviar el foco de debates urgentes (inflación, desempleo) y tensionar a la oposición, polarizando la cuestión en términos de “pueblo vs. bancos”. «Adicionalmente se percibe una nueva jugada o ensayo de consulta o referéndum simple, para allanar futuros caminos más complejos de una autodeterminación para los separatistas».
Implicaciones para la democracia y la economía
El uso reiterado de consultas populares y escándalos calculados erosiona la confianza en las Instituciones, al presentar las decisiones técnicas (competencia económica, regulación financiera) como meros objetos de opinión masiva (Financial Times.com).
En el plano económico, la desconfianza generada puede frenar la inversión extranjera y complicar la gestión de grandes operaciones de fusión, dado que la impredecibilidad política se convierte en un factor de riesgo explícito para empresas y mercados.
El modelo de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez ha perfeccionado un modelo de gobernanza basado en crisis focales y consultas circunscritas, logrando maniobrar el debate público a conveniencia de su coalición (Reuters).
Para los demócratas liberales, este “teatrillo continuo” supone un desafío: exige reconquistar la agenda de los asuntos esenciales, fortalecer la transparencia real y desenmascarar las distracciones como lo que son: un riesgo para la estabilidad institucional y la libertad de los ciudadanos (Político.eu).
Fuentes