INTRODUCCIÓN
Tradicionalmente en España el mundo de las ideas políticas se ha considerado como exclusivo de los Partidos, los cuales, a través de Fundaciones vinculadas, generan un debate de ideas que consideramos obedecen a sus intereses cortoplacistas. Si a esto añadimos el corsé que supone lo “políticamente correcto”, es muy difícil que, en estas condiciones, se pueda producir el debate de ideas que necesitamos para superar los retos a los que nos enfrentamos actualmente.
Los cuarenta años de dictadura que sufrimos en España consolidaron un grave desequilibrio entre el Estado y la Sociedad Civil. Después de cuarenta años de Democracia está claro que la solución a este grave problema no va a provenir del mundo político. Deberá de ser la propia Sociedad la que se organice y exija el papel que le corresponde en una sociedad moderna.
Somos plenamente conscientes de que la objetividad, aunque se persiga con ahínco, no existe en política, pero no debemos pretender aportar objetividad, sino una visión ampliada, tan necesaria en las sociedades abiertas, eso sí, independiente de cualquier Partido y abierta a la concurrencia con el resto.
No se trata de hacer una Enmienda a la totalidad a la tan denostada hoy en día “clase política”, tan injustamente agredida por el populismo. La actividad política no sólo es una de las más nobles actividades que realizan los seres humanos, sino que su reconocimiento es imprescindible para seguir avanzando en los logros sociales. Las críticas van dirigidas al excesivo poder que los Partidos políticos y sus entornos han llegado a detentar en España, más aún, cuando no existe Democracia interna en éstos. El control interno es tan fuerte que ha sido más fácil crear Partidos alternativos a los tradicionales, que cambiar las élites de los que nos han dirigen durante décadas.
Creemos que la participación política la deben ejercer ciudadanos con vocación, dispuestos a dedicar una parte de su trayectoria vital a ella, pero no una profesión a la que aferrarse. No podemos permitir que los políticos defiendan sus intereses corporativos por encima de sus intereses como ciudadanos, y para ello es esencial evitar que la política termine convirtiéndose en una salida profesional.
La consecuencia de todo esto, es que, tenemos unos políticos, que salvo honrosas excepciones, no tienen sentido de Estado, llegan a la política para perpetuarse y confunden los objetivos: no están pendientes de mejorar la Sociedad, sino de ganarse un puesto en las Listas electorales; no toman decisiones que a medio o largo plazo son necesarias, su único horizonte son las próximas elecciones, y si para ello hay que sacrificar el futuro del País, ya buscan los argumentos necesarios para racionalizarlo. La selección de un político no está en función de su capacidad, sino de su obediencia al todo poderoso Líder.
Se suele decir: “tenemos los políticos que nos merecemos”. Sin entrar a valorar esta afirmación, lo que no dudamos en absoluto es que en España hace falta una Sociedad Civil organizada, crítica, y con fuerza para democráticamente cambiar los criterios de selección y las exigencias éticas e intelectuales de quienes nos representan, de esta manera no sabemos si conseguiremos “los políticos que nos merecemos” pero si “los que necesitamos”.
Los Partidos clásicos, debido a los problemas de corrupción y falta de democracia interna, se sienten incapaces de ilusionar a las nuevas generaciones, las cuales no reconocen todas las ventajas “del sistema”, pretendiendo derribar lo que les proporcionaron. Nunca ha existido una generación en España que haya disfrutado de tan altas cotas de libertad y bienestar como las actuales. Todos hemos sido jóvenes, y sabemos la rebeldía que ello implica, pero asumiendo lo injusto de toda generalización y pidiendo excusas por ello, no podemos dejar de constatar que hemos sido incapaces de poner a su disposición los instrumentos intelectuales, para que pudieran canalizar sus críticas en la mejora del sistema, y que, los españoles nos dimos aprobando la Constitución de 1978. La falta de consenso en las políticas educativas ha dejado a nuestros jóvenes expuestos a la demagogia populista, constituyendo el mejor caldo de cultivo para el avance de los Partidos antisistema: nacionalistas separatistas, fascistas y comunistas.
Desde la Sociedad Civil queremos trabajar y colaborar con todos aquellos que estén dispuestos a un debate sincero y responsable, que aporten soluciones a los retos que enfrentan las democracias, mejorándolas en lo posible con el fin de que se consoliden y se extiendan. Creemos que esta forma de gobierno, la mejor de toda la Historia de la humanidad, es imprescindible para que cada individuo desarrolle sus máximas potencialidades, la única forma de ser feliz y de construir sociedades sanas y prosperas.
PANORAMA ACTUAL DE LA SOCIEDAD CIVIL EN ESPAÑA
Desde que iniciamos esta aventura, no sólo hemos cambiado nosotros, pasando de una idea a una entidad consolidada, también ha cambiado nuestro entorno. En estos últimos años se ha instalado en el ideario colectivo la necesidad de una Sociedad Civil fuerte y organizada. Podemos decir que ¡HA LLEGADO EL MOMENTO DE LA SOCIEDAD CIVIL! Otra cosa, es que, no ya los ciudadanos sino, incluso las élites que la dirigen, ni entienden cuál es su papel fundamental, ni están dispuestos a dejar a un lado los intereses personales, por muy nobles y lícitos que sean, ante la necesidad de conseguir la unidad de acción que nos permita influir de manera decisiva.
Existen multitud de Entidades y Plataformas como INICIATIVA 2028, con el objetivo fundamental de conseguir la unión, se ha encargado de documentar y pudiéndose consultar en el siguiente enlace: i28
En el panorama actual se ha consolidado SOCIEDAD CIVIL AHORA, una Plataforma que este año organiza el <<V CONGRESO NACIONAL DE LA SOCIEDAD CIVIL>> una referencia para el resto de Sociedades, pero que, sin entrar en la búsqueda de culpables, no participen en el mismo. También tenemos que reconocer que Sociedad Civil Catalana y otras surgidas en su entorno han organizado la mayor manifestación de la historia de la Sociedad Civil. Recientemente ha surgido «PLATAFORMA POR LA ESPAÑA CONSTITUCIONAL», que agrupa a decenas de Entidades demostrando una capacidad de movilización impresionante. FUNDACIÓN CIVISMO, lleva años liderando la defensa de la libertad económica desde la investigación y el conocimiento. Existen otros núcleos y Entidades que se han desarrollado paralelamente en estos años, pero la unidad de acción sigue siendo una utopía.
Por su parte, los medios de comunicación nos ven con simpatía, pero aún no nos consideran una referencia que debe estar presente en todos los debates públicos. Los políticos intentan aparentar complicidad con nuestros planteamientos, pero en su foro interno les preocupa perder el monopolio de la política y se acercan con el ánimo de instrumentalizarnos. Tenemos que ser capaces de trasladar a los ciudadanos la idea de que:
LA POLÍTICA ES DEMASIDADO SERIA COMO PARA DEJARLA EXCLUSIVAMENTE EN MANOS DE LOS POLÍTICOS.
QUÉ ES LA SOCIEDAD CIVIL
Para Giovanni Sartori la Democracia representativa es posible cuando aparece la <<distinción entre titularidad y ejercicio del Poder… sin “participación total” la Democracia representativa subsiste siempre como un sistema de control y limitación de Poder. Lo anterior permite a la Sociedad Civil, entendida como Sociedad Prepolítica, como esfera autónoma y conjunto autosuficiente, desarrollarse como tal>>.
De esto se deduce que la Sociedad Civil es inherente a la democracia moderna, así como la depositaria de la titularidad del Poder. Es decir, se trata del soberano, en este sentido, podemos identificarla con el “demos”. Ahora bien, esta escisión del Poder entre su titular, la Sociedad Civil, y el Estado, entendido <<como Órgano materialmente distinto y funcionalmente supraordenado a la Sociedad>>, y que, en definitiva, es quien lo ejerce, aunque sea por delegación; plantea dos problemas:
- La relación entre el Individuo y el Estado.
- La posibilidad de que éste ejercite el Poder de manera despótica.
Dos problemas que, en realidad, tienen una misma solución: la necesidad de controlar y limitar el Poder del Estado.
Constituye un error muy común, señalado por Brennan y Buchanan, «aceptar implícitamente el supuesto (o la creencia) dominante en el Siglo XX, de que los Procesos electorales nominalmente democráticos, son suficientes en sí mismos para garantizar que la actividad del Estado permanezca dentro de los límites aceptables». La experiencia ha demostrado que ni ésta, ni otras, ya clásicas, restricciones que regulan la Institución de los Estados Democráticos (reglas constitucionales, separación de poderes y cualquier otras que hayamos omitido o incluso puedan inventarse), son necesarias, pero no suficientes para preservar la Libertad y la Democracia.
El diseño de cualquier sistema político debe tener en cuenta que, además de regular las relaciones entre las personas, son éstas las que lo van a hacer funcionar. Por ello, resulta imprescindible hacerlo desde el conocimiento de nuestra naturaleza. El aparato Administrativo del Estado está formado por personas que, además de subjetivas, pueden querer utilizarlo en su propio provecho; J. S. Mill, nos previene: «El verdadero principio de un Gobierno constitucional exige que se presuma que se abusará del Poder político para alcanzar los objetivos particulares de quien lo detenta, no porque siempre sea así, sino porque esa es la tendencia natural de las cosas, y en la protección contra esto, radica la utilidad específica de las Instituciones libres».
La Historia está llena de ejemplos de cómo los políticos, cuando alcanzan el Poder, intentan, si no eliminar, sí sortear las restricciones que la Sociedad les ha impuesto para protegerse del despotismo. Con este fin, no tienen ningún escrúpulo en utilizar los medios del Estado para permanecer en el Poder, así como anular los controles a su ejercicio.
A la Sociedad Civil, como titular del Poder y organizada mediante Cuerpos intermedios, le corresponde garantizar la eficacia de los controles necesarios para asegurar que su delegación de la Administración del Estado no se vuelva en su contra. Desde esta perspectiva, únicamente una Sociedad Civil fuerte y organizada garantiza que el Estado permanezca dentro de unos límites aceptables, constituyéndose así, la SOCIEDAD CIVIL EN EL ÚLTIMO Y MÁS EFICAZ MECANISMO DE CONTROL DEL ESTADO.
PLAN OPERATIVO
Como hemos señalado, en España existen multitud de Entidades con infinidad de fines. En principio, todos ellos muy lícitos, pero el principal objetivo de la SOCIEDAD CIVIL lo constituye el CONTROL DEL ESTADO. La Sociedad Civil se convertiría así, en el último mecanismo capaz de preservar la Democracia y la libertad de los individuos. Es necesaria una Sociedad fuerte y organizada para poner límites a las pretensiones de nuestros Representantes cuando utilizan el Poder que les hemos delegado, para perpetuarse en él, o cuando ponen sus intereses corporativos por encima de los intereses de los Ciudadanos.
Debemos tener en cuenta, además, que este es el único fin capaz de lograr la unidad de acción, sean cuales sean los objetivos, y las sensibilidades ideológicas de la infinitud de Entidades que ya hemos señalado, que existen en España.
Como hemos indicado, la Sociedad Civil es inherente a la Democracia liberal, por tanto, sean cuales sean los fines de las distintas Asociaciones y tengan éstas, ideales conservadores, socialistas o liberales, la defensa de la Democracia es, sin duda, un objetivo común e imprescindible para que cada una de ellas consiga sus propios fines.
En este sentido, ha llegado el momento de redoblar los esfuerzos y desde SOCIEDAD CIVIL, instar a la unidad de todas las Entidades y Plataformas en la defensa de los mecanismos de control del Estado.
Iniciada la consecución de la UNIDAD DE ACCIÓN debemos posicionarnos, contra cualquier ataque a los mecanismos de control del Estado. Debemos fijar posiciones respecto:
- Elección de los Vocales del CGPJ.
- Mecanismo de designación del Fiscal General del Estado.
- Elección de los Miembros del Tribunal Constitucional o incluso su desaparición.
- Instrumentalización gubernamental de las Autoridades Independientes.
- Democracia interna en los Partidos políticos y su financiación.
- Mecanismo de primarias.
- Limitación de mandatos.
- Incompatibilidades.
- Aforamientos.
- Rendición de cuentas.
- Ley electoral.
- Publicidad institucional.
- Y, Libertad de prensa, etc. etc.
Todos aquellos instrumentos diseñados para que los Ciudadanos puedan controlar al Gobierno, cuyo funcionamiento correcto es necesario para garantizar una Democracia de calidad debiendo ser defendida por todos los demócratas, ya sean de derechas o de izquierdas.
Ahora bien, es la Sociedad Civil, no los políticos, la que debe definir el marco y las “REGLAS DEL JUEGO” con las que estos deben competir. Esta es la única manera de que el titular del Poder se asegure de que sus Representantes defienden sus intereses y si no es así, dispongan de los mecanismos para cesarlos.
El siguiente paso debe estar encaminado a conseguir la representatividad necesaria para que los medios de comunicación nos convoquen al debate público, donde podamos defender estas posiciones que constituyen el lugar común de todos los Ciudadanos libres que aspiren a vivir en una Democracia de calidad.
CONCLUSIONES
Tras las victorias en el siglo XX, por parte de la Democracia liberal, <<primero contra los vestigios del absolutismo, después contra el bolchevismo y el fascismo, y, por último, contra un marxismo puesto al día>> el prestigio de la Democracia liberal, proclamado en 1989 por Fukuyama, ha devenido en incuestionable. Después de la caída del Muro de Berlín, la mayor parte de los autócratas, sobre todo, los que aspiran a un prestigio internacional, se han envuelto en la Bandera de la Democracia, eso sí, vaciándola de contenido y añadiéndole el apellido de “iliberal”.
El nuevo desafío a los valores occidentales proviene del populismo, que surge como “marca blanca” de la Democracia liberal, para permitir a los partidarios de los diferentes regímenes autocráticos, que han fracasado por su incompatibilidad con la naturaleza humana, enmascarar sus intenciones tras las “aparentemente”, nuevas propuestas que se encajan en lo que hoy conocemos como democracias “iliberales”.
Este nuevo desafío sólo es posible afrontarlo profundizando en la Democracia, algo que es imposible de conseguir sin una Sociedad Civil fuerte y organizada para cumplir con su principal objetivo, controlar el Estado.
Si queremos una España mejor necesitamos una Europa Federal que unida a los EE. UU. defiendan los valores occidentales, los únicos capaces de constituir Sociedades prósperas y libres. Para estos objetivos fundamentales es necesaria una Sociedad Civil fuerte y organizada.
DAMIÁN CARMONA NAVARRO
Presidente de FUNDACIÓN SOCIEDAD CIVIL