El Gobierno dice que quiere blindar el aborto en nuestra Constitución, y «la vida no se vota», se defiende.
En realidad se trata de rellenar titulares otra temporada, una vez consumido el crédito de la flotilla en Gaza y malgastados algunos millones mas de euros contra el déficit.
El aborto no lo admite ninguna religión del mundo, y la ciencia también ha demostrado que la vida de una criatura humana comienza con su embrión, desde el primer día de su formación. Salvo contados motivos o justificaciones, el aborto mata criaturas humanas, y es inmoral porque va contra la naturaleza y los seres más desprotegidos.
Señores políticos, “la vida no se vota», el aborto no puede blindarse en la Constitución”, no cuenten historias o excusas, ni hagan cálculos electorales: una semilla de fresa es una fresa, y un embrión de perrito es un perrito. Por la misma razón científica y ancestral ley de la naturaleza, un embrión o cigoto es un ser humano, y el aborto es un asesinato.
Las secuelas irreversibles de este crimen las sufren los no nacidos y sus padres, mientras que aquellos que deciden no abortar no suelen arrepentirse nunca.
Disparar a ciegas: el aborto y la temeridad de negar la vida
«El debate sobre el aborto suele presentarse como un choque entre posiciones religiosas y laicas. Sin embargo, esta dicotomía es falsa: la consideración moral y jurídica de la vida humana trasciende el ámbito religioso»…