En el panorama político español, el oportunismo y la manipulación de la opinión pública se han convertido en herramientas habituales para aquellos que buscan eludir su responsabilidad. La última estrategia la protagoniza Víctor Ángel Torres, Ex Presidente de Canarias y actual Ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, quien, en un giro digno de una serie de ficción, ha encontrado en la enfermedad una coartada perfecta para justificar su inactividad y esquivar preguntas incómodas sobre su gestión. Esperamos su pronta recuperación médica.
Un político bajo la sombra de la malversación y la manipulación
Torres se encuentra en el ojo del huracán, con investigaciones que podrían salpicarlo en casos de malversación de fondos, un delito que ha manchado a numerosas figuras de su entorno político. Su implicación aún no es oficial, pero los indicios apuntan a que su nombre aparecerá en los próximos capítulos de una trama que recuerda a otras grandes corruptelas del pasado.
Justo en este contexto, y cuando las preguntas sobre su actividad como Ministro comienzan a acumularse, Torres argumenta que su baja actividad se debe a problemas de salud: se le han detectado quistes que, según él, podrían ser cancerígenos, y su operación está prevista dentro de un mes y medio.
El cáncer como escudo político
En política, las estrategias para desviar la atención suelen ser variadas: desde echar la culpa a Gobiernos anteriores hasta señalar conspiraciones mediáticas. Pero lo que estamos viendo con Torres es algo mucho más perverso: utilizar una posible enfermedad grave como parapeto para evitar el escrutinio público.
El cáncer es una dolencia que afecta a miles de ciudadanos y que merece un respeto absoluto. Sin embargo, emplearlo como escudo para justificar la inactividad política, precisamente cuando se ciernen sobre él sospechas de corrupción, es una jugada indigna. ¿Cómo puede defenderse con una dolencia aún sin confirmar mientras sigue desempeñando su cargo y cobrando del erario público?
Lo que resulta aún más indignante es que Torres no haya mostrado la más mínima intención de apartarse temporalmente del cargo hasta que su situación médica se esclarezca. Si su estado de salud realmente le impide desarrollar sus funciones, lo lógico sería una renuncia o una delegación de responsabilidades, pero en su lugar, se aferra a su puesto mientras mantiene la excusa sanitaria como justificación de su baja actividad.
Un patrón de manipulación emocional
No es la primera vez que la política española ve a sus figuras recurrir al victimismo para esquivar la rendición de cuentas. En el pasado, hemos visto cómo algunos políticos han usado tragedias personales o problemas de salud como cortinas de humo para distraer la atención de escándalos de corrupción o fracasos en la gestión.
Lo peligroso de esta estrategia es que banaliza el sufrimiento real de quienes padecen enfermedades graves. La Sociedad Española ha demostrado ser solidaria con quienes realmente lo necesitan, pero también ha aprendido a detectar la manipulación cuando se usa la enfermedad como una herramienta de conveniencia política.
Conclusión
Víctor Ángel Torres, tiene preguntas que responder. Su papel en la gestión de fondos públicos y su aparente implicación en irregularidades exigen explicaciones claras y contundentes. Escudarse en una posible enfermedad como excusa para su inactividad no solo es una falta de respeto a quienes realmente luchan contra el cáncer, sino que representa una nueva fase en la degradación del debate político en España.
La enfermedad no puede ser un salvoconducto para la impunidad. Los ciudadanos merecen transparencia y responsabilidad, no más excusas.
Fuentes
Este impresentable no se puede ir de rositas como hacen muchos, la justicia tiene que actuar, vamos a ver que sucede? son demasiados los que están llevando el país a la ruina, quiero justicia, quien la haga que lo pague.