No sé si a ti te pasa, pero cada vez que sale el tema de cuándo empieza la vida, noto cómo la mesa se tensa y más de uno empieza a mirar el móvil. Y no es por ganas de discutir, créeme. Es porque en el fondo todos sabemos que es una pregunta que incomoda, que toca algo profundo.
Lo digo como lo siento: la vida empieza en el preciso instante en que un espermatozoide consigue su “minuto de gloria” y se junta con el óvulo. La chispa de la Vida. Sin necesidad de sacar el birrete de catedrático ni de colgar gráficos en la pared. Lo dicen los que entienden de verdad los biólogos y no unos pocos sino la gran mayoría, es ciencia no opinión, sí, pero sobre todo lo intuí la primera vez que vi una ecografía y, siendo sincero, cuando un amigo “de esos que nunca se mojan en nada” me dijo, casi susurrando, que a él también le parecía evidente aunque no lo dijera en alto.
Lo de “es solo un grupo de células” me suena siempre a excusa para no meterse en líos. Es como si llamaras “piedra” a un diamante solo porque aún no brilla. El cigoto, ese pequeño desconocido al que nadie invita a las cenas pero que da de qué hablar, ya tiene su propio código, su propia historia escrita en clave microscópica. Ni clon de la madre, ni accesorio, ni capricho genético. Alguien nuevo, aunque no se note.
Sé perfectamente que este discurso te deja fuera de la foto de grupo en muchas cenas. Yo mismo he pasado por eso. He escuchado el famoso “mi cuerpo, mi decisión” tantas veces que hasta le pondría banda sonora, pero la genética no entiende de lemas de camiseta. El ADN de ese que está en camino es suyo, no de la madre. Igual que mi letra es mía, aunque use el bolígrafo de otro.
¿Y la viabilidad? Bah. Un recién nacido tampoco sobrevive solo, ni siquiera un adolescente sin WiFi. Todos somos dependientes en algún momento, y no por eso dejamos de ser personas. No existe el “ser humano a partir del martes” ni el “carnet provisional de persona”. O eres, o no eres.
Y te diré algo que no suelo decir en voz alta: ser provida no es una pose ni una bandera. Es una forma de estar en el mundo, incluso cuando sabes que no vas a ganar ni un aplauso. Es defender al que no sale en la foto, al que no grita ni opina en redes. Es perder debates, casi siempre popularidad… pero poder dormir tranquilo.
A mí eso me vale más que mil “me gusta” de postureo.
¿Sabes qué pasa con todo este asunto? Que al final, por mucho que le demos vueltas, lo que queda no son las leyes, ni los titulares, ni los debates de plató. Lo que queda es esa vocecilla que todos llevamos dentro y que, aunque la tapemos con razones de adulto, sigue ahí dando la lata. Yo no soy ningún héroe, ni pretendo convencer a nadie, pero hay días en los que cuesta dormir si sabes que has mirado para otro lado, aunque sea por comodidad o por no buscarte líos.
Defender la vida desde el principio es, muchas veces, ir contracorriente. Es tragarte más de una mirada rara, comerte algún silencio incómodo, y aceptar que vas a perder discusiones con gente que ni siquiera quiere escuchar. Hay quien piensa que esto de ser provida es cosa de fanáticos o de gente anticuada. Pues mira, yo no soy ni una cosa ni la otra. Solo soy alguien que no puede evitar sentir que hasta la vida más pequeña, la que nadie ve ni menciona la que no se pueden aún defender por si sola, merece al menos una oportunidad. No más, pero tampoco menos.
Me he equivocado mil veces en la vida, como cualquiera, pero si hay algo que tengo claro es que hay batallas que, aunque parezcan perdidas, merece la pena librar solo por mirar a los ojos al que tienes delante y no bajar la vista. Quizá nunca reciba una medalla por esto. Ni falta que hace. Prefiero irme a la cama sabiendo que, aunque el mundo siga girando y las modas cambien, aposté por el débil, por el invisible, por el que ni siquiera sabe que alguien se la está jugando por él.
Y si mañana me dicen que estoy chapado a la antigua, pesado o lo que sea, pues oye, que lo digan. Aquí cada uno elige sus trincheras. Yo he elegido la mía y no pienso moverme, aunque la barra esté vacía y la música haya parado.
En el fondo hablamos de la verdad científica sobre la vida, no de un montaje ideológico o comercial indecente, cuando nadie mira, solo queda lo que hiciste por los que no pueden defenderse solos.
Fuentes:
- Condic, M.L. (2014). “When Does Human Life Begin? The Scientific Evidence and Terminology Revisited.” Issues in Law & Medicine, 29(2), pp. 77-98. issuesinlawandmedicine.com/
- Sutter, J. (2019). “95% of biologists say life begins at conception.” SSRN Electronic Journal. papers.ssrn.com/
- Asociación Americana de Obstetras y Ginecólogos Pro-Vida. acpeds.org/
- National Geographic, “In the Womb” (documental, evidencia visual del desarrollo humano desde la concepción).
- PubMed, “When does human life begin?”pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/
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