Índice
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Introducción
Europa lleva años liderando la lucha contra el cambio climático. Ha apostado fuerte por las energías renovables, ha cerrado centrales nucleares, ha creado mercados de emisiones, ha subido impuestos al carbono y ha reestructurado su política industrial en nombre de un futuro verde. Pero mientras Europa se esfuerza por convertirse en ejemplo, el resto del mundo sigue otro camino:
- China crece.
- India crece.
- Estados Unidos se adapta sin grandes sacrificios.
- Y Europa… se frena.
Este artículo no discute la necesidad de cuidar el planeta, sino la forma en que se está haciendo. Porque si el precio es la desindustrialización, la dependencia energética y el estancamiento económico, quizá sea hora de preguntarse si el modelo europeo está funcionando. O si, simplemente, nos estamos inmolando por una causa que no podemos resolver solos.
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Cuando el idealismo choca con la realidad
Alemania decidió cerrar todas sus centrales nucleares en plena crisis energética. Resultado: volvió al carbón para evitar apagones. Los precios de la electricidad se dispararon y las emisiones subieron. La famosa ‘Energiewende’ se convirtió en un problema logístico y económico que muchos dentro del país ya cuestionan.
En España, la apuesta por las renovables ha dejado una red frágil. En abril de 2025, un apagón afectó a millones de personas en la península ibérica. Los expertos apuntaron a una sobrecarga por exceso de eólica y solar sin respaldo. Y mientras tanto, las nucleares cerradas siguen siendo tema tabú.
Reino Unido redujo su inversión verde un 12% en solo un año. No por falta de convicción, sino por falta de resultados claros. La transición energética cuesta dinero, tiempo y estabilidad. Y Europa empieza a notarlo.
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El otro modelo: pragmatismo y crecimiento
China no ha cerrado ninguna fuente energética. Ha invertido en renovables, sí, pero sin renunciar al carbón. Su economía sigue creciendo, y su industria energética es autosuficiente. A finales de 2024, China generaba aún el 57% de su electricidad con carbón, pero lideraba también la producción mundial de paneles solares y baterías. Lo importante: no sacrifica una cosa por la otra.
India hace lo mismo. Su parque de renovables crece rápidamente, pero el carbón sigue siendo su principal fuente de energía. Gracias a esa flexibilidad, su PIB crece por encima del 6% anual, atrayendo inversión extranjera y garantizando estabilidad en el suministro eléctrico.
Estados Unidos ha combinado incentivos a renovables con una política energética pragmática. Su producción de gas natural es récord. Ha mantenido activos sus reactores nucleares y ha incrementado la inversión en tecnologías de almacenamiento y red. Mientras tanto, empresas tecnológicas y manufactureras siguen expandiéndose.
Y mientras estos tres gigantes priorizan el suministro, la autonomía energética y el crecimiento, Europa impone restricciones internas, reduce su competitividad y compra energía a otros. En 2024, la balanza comercial energética de la UE fue negativa, mientras China exportaba tecnología verde y EE. UU. gas natural licuado. Incluso países como Vietnam, Brasil o Indonesia han logrado aumentar su capacidad renovable sin renunciar a lo que funciona.
El contraste es claro: mientras Europa se debate entre ideología y eficiencia, el resto del mundo opta por el equilibrio.
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Costes reales del experimento en Europa
- Subida de precios eléctricos en Alemania, España e Italia, afectando directamente a la competitividad industrial.
• Inestabilidad de red en momentos clave (invierno, picos de demanda), agravada por la intermitencia de las renovables.
• Cierre de industrias electro-intensivas por costes energéticos inasumibles, especialmente en sectores como el aluminio y el acero.
• Dependencia creciente de gas estadounidense (GNL) y tecnología china (paneles solares, baterías), debilitando la autonomía estratégica.
• Riesgo geopolítico: mientras Europa intenta liderar la lucha climática, otros países aseguran su suministro con fuentes tradicionales.
• Apagones: el caso ibérico de 2025 no fue anecdótico, sino síntoma de un sistema desequilibrado que requiere respaldo firme.
• Impacto social: aumento de la pobreza energética en hogares vulnerables por la subida sostenida de las tarifas eléctricas.
• Tensión política: el descontento social y empresarial empieza a erosionar el consenso en torno al modelo verde actual.
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Gráficas comparativas
A continuación se presentan algunas comparativas clave que ilustran las diferencias entre Europa y otras potencias en términos de transición energética, costes, crecimiento y estabilidad económica:
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Evolución del PIB entre 2020 y 2024:
Esta gráfica muestra cómo han crecido (o retrocedido) las principales economías durante el periodo de fuerte presión climática. Mientras Europa se estanca, China, India y EE.UU. siguen avanzando.
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Porcentaje del mix energético cubierto por renovables (2024):
España y Alemania lideran en proporción renovable, pero eso no siempre se traduce en estabilidad. India, China y EE.UU. mantienen un equilibrio más diversificado.
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Coste medio del MWh eléctrico (2024):
Las políticas verdes han encarecido el precio de la electricidad en Europa, afectando hogares e industria. China e India mantienen precios mucho más competitivos.
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Emisiones de CO₂ (2024):
Aunque Europa ha reducido sus emisiones, su esfuerzo es proporcionalmente pequeño frente al aumento global impulsado por Asia. Esto plantea la pregunta de si el sacrificio europeo tiene efecto global real.
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Número de apagones o restricciones energéticas graves:
Europa ha sufrido varios episodios críticos de suministro, mientras que países con redes menos verdes han mantenido mayor estabilidad.
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Conclusión: el planeta sí, pero no así.
Europa no puede salvar el mundo sola. Y mucho menos si lo intenta renunciando a su propia seguridad, industria y bienestar. La transición energética no debe ser un dogma. Debe ser realista, equilibrada, técnica. Porque si seguimos por este camino, el sacrificio será nuestro, y los beneficios… quizá para otros. El clima importa. Pero también importa cómo llegamos a esa meta. Y hoy, Europa va directa a un muro. Uno de apagones, dependencia y frustración económica.
Fuentes consultadas
- Reuters: ‘Germany’s energy transition hits reverse’, mayo 2025
- Financial Times: ‘UK cuts green energy spending’, abril 2024
- Foro Nuclear: ‘El error alemán al cerrar las nucleares’, enero 2024
- The Guardian: ‘US energy diversification under pressure’, julio 2025
- World Economic Forum: ‘China’s green transformation’, junio 2025
- IEA: ‘India Energy Outlook’, informe 2024
- Reuters: ‘Portugal invests €466M after blackout’, julio 2025