En pleno 2025, España arde como nunca antes. Más de 115 000 hectáreas, o su equivalente de 230.000 campos de fútbol (1 hectárea equivale aproximadamente a dos campos de fútbol) han sido devoradas por las llamas hasta el 15 agosto, acumulando terreno quemado y superando ya el total de 2024. Y mientras las llamas consumen bosques, viviendas y vidas, en el Congreso y en las Consejerías se sigue legislando desde el aire acondicionado, con normas que desmantelan las prácticas preventivas que durante siglos protegieron nuestros montes. Lo que antes se evitaba con cabras, caballos, pastores, brigadas o excavadoras, hoy se apaga con helicópteros y aviones, millones de euros… y con 3 muertos ya.
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España arde
Desde los primeros momentos, los líderes del PP y de Vox han acudido a las Comunidades con zonas quemadas, mientras que el Ministro de Interior Marlaska, el Presidente Sánchez y la Ministra de Defensa Margarita Robles, empiezan ahora con sus visitas políticas a dichas zonas. Ya conocemos las reacciones del Sanchismo frente a Pandemias (cesar al primero que nos alertó), Volcán de la Palma (siguen viviendo en contenedores mientras emigrantes ilegales son enviados a hoteles), Gota Fría o DANA de Valencia (incomparecencia criminal) y ahora incendios dramáticos.
La tradición que cuidaba el bosque y la escasa financiación
El asunto de los incendios forestales es muy complejo, pero para solucionarlo sin excusas están las administraciones públicas, que ya deberían de haber tomado las medidas efectivas necesarias tanto a nivel nacional como autonómico con sus Gobiernos del PP y del PSOE (la web de CIVIO – civio.es – y su Proyecto España en llamas, recoge informes sobre este y otros temas candentes).
Durante siglos, la limpieza natural del monte fue tarea de la propia comunidad rural. El pastoreo controlado reducía la masa combustible; los propietarios, brigadas y recolectores de leña eliminaban el matorral seco; las quemas agrícolas reguladas creaban cortafuegos naturales. Estas prácticas no solo evitaban incendios, sino que mantenían un equilibrio ecológico y social.
Las regulaciones burocráticas ecologistas obstaculizan hoy el proceso, y el dinero y financiación necesaria no llegan. Tanto privados como ayuntamientos disponen de pocos recursos, y el Gobierno canceló los 11 millones de euros previstos para nuevos aviones contraincendios al no estar aprobados los presupuestos del Estado.
La gran mentira verde
Los políticos actuales presumen de “protección ambiental y animal” en sus discursos y redes sociales. Hablan de conservación, de zonas protegidas, de prohibiciones absolutas para “no tocar” el monte. Lo que no dicen es que esta supuesta protección es, en la práctica, una condena: la vegetación se acumula como pólvora seca, los cortafuegos desaparecen y el acceso de ganaderos y pastores se criminaliza.
Actitudes ecologistas sin respaldo científico han convertido la prevención en un delito y el abandono en política de Estado. España arde, y la negligencia incendia nuestros montes, principalmente del PSOE pero también del PP. Galicia es la zona con mayor número de incendios forestales.
Legislación contra la experiencia
En las últimas décadas, la proliferación de Leyes y Normativas “proteccionistas” ha derivado en un efecto contrario al que proclaman. Algunas de estas prohibiciones y restricciones exageradas son:
- Recolección de leña y biomasa.
- Acceso de ganado a determinadas zonas de monte.
- Realización de quemas preventivas tradicionales.
- Mantener quemas preventivas históricamente seguras.
- Restringido el pastoreo en zonas críticas.
- Convertido en “delito ambiental” lo que antes era gestión preventiva.
- Se ha ignorado el modelo de países como Portugal o Italia, que han integrado al mundo rural en la estrategia contra incendios.
- Hay que prohibir la recalificación y urbanización de terrenos quemados por períodos de 20 a 30 años.
- Se puede dar publicidad ejemplarizante a las penas contra pirómanos, para disuasión, aunque algunas corrientes opinen que la publicidad pueda incitar a los pirómanos para provocar más incendios. Al menos se deberían difundir las causas.
Estas medidas, impulsadas muchas veces bajo presión de agendas urbanas o intereses políticos de imagen, han desconectado la gestión forestal de la realidad del terreno.
Datos que quitan la careta
España, líder europeo en destrucción forestal:
- Más del 90% de los incendios generales son causados por acción directa o indirecta humana, y menos del 10% por rayos, volcanes, etc.
- Mas de 115.000 hectáreas han sido arrasadas por el fuego hasta el 15 de agosto de 2025, que se suman a las casi 50.000 hectáreas de 2024, las 95.000 hectáreas de 2023 y las 310.000 hectáreas del nefasto año 2022, según el Sistema de Información Europeo de incendios Forestales (EFFIS)..
- Europa arde: 440.000 hectáreas calcinadas en el continente, el doble del promedio desde 2006 (Reuters).
- Al menos 6 muertos y 9 000 evacuados en España, con regiones como León, Galicia y Extremadura convertidas en frentes de guerra (The Guardian).
Soluciones ignoradas (y probadas)
Ejemplos recientes demuestran que hay alternativas, cuando España arde:
- Cataluña: rebaños de cabras reduciendo matorral en zonas de alto riesgo (Reuters).
- Galicia: caballos salvajes en los montes, como cortafuegos naturales (Reuters).
- Andalucía: pago a ganaderos por mantener márgenes libres de vegetación.
- Extremadura: proyecto MOSAICO, combinando silvopastoreo, (sistema agrícola que integra árboles, ganado y pastos en un mismo terreno, buscando la producción conjunta de madera y productos ganaderos), y agricultura para cortar el avance del fuego.
El resultado: combustible para el fuego
La exclusión de los actores rurales ha permitido que la maleza se acumule de forma incontrolada. Incluso si llueve más en invierno, se provoca mayor cantidad de maleza seca en verano. En un contexto de altas temperaturas y sequía, estos montes convertidos en “almacenes de pólvora vegetal” arden con una facilidad y violencia nunca antes vistas. Las cifras oficiales ya muestran que el 2025 amenaza con igualar los peores registros de la última década. A todo ello se une un ligero mayor calentamiento del aire, que crea corrientes convectivas y cambiantes en dirección, que ayudan a los violentos incendios denominados de “sexta generación” sobre los que es muy difícil actuar.
El coste humano y económico
Cada incendio no solo arrasa con la biodiversidad y el paisaje; destruye viviendas, paraliza la economía rural y arruina explotaciones agrícolas y ganaderas. El gasto público en extinción se dispara mientras la prevención —más barata y efectiva— sigue relegada, hasta la “siguiente legislatura”.
Soluciones
- Derogar Leyes absurdas, con burocracias que dificultan o ralentizan la limpieza y el uso tradicional del monte.
- Reconocer legalmente el papel de actores como los pastores, cabreros, cuidadores de caballos salvajes y brigadas de monte en municipios rodeados por masa incendiable.
- Financiar cortafuegos vivos con ganado extensivo.
- Formar y pagar a comunidades rurales para que formen sus brigadas de prevención.
- Penalizar políticamente a los responsables de esta negligencia legislativa.
- Divulgar las causas y campañas de concienciación contra incendios, incluyendo las penas ejemplarizantes y disuasorias contra estos delitos.
- El retorno a una gestión mixta, que combine el conocimiento tradicional de pastores y probadores con la tecnología actual, es clave para reducir el riesgo. Esto implica:
- Derogar o modificar leyes que obstaculicen el acceso controlado al monte.
- Incentivar el pastoreo extensivo como herramienta de limpieza.
- Reintroducir quemas controladas supervisadas por personal experimentado.
- Reconocer legalmente la figura del gestor comunitario rural.
Conclusión
España arde porque quienes hacen las Leyes nacionales, autonómicas y locales, han sustituido la experiencia por ideología, y la prevención por postureo. Con los efectos de la llamada “España vaciada”, han expulsado del monte a quienes lo cuidaban, y ahora lo ven arder desde sus despachos o la playa, esperando que los helicópteros y los millones que aprueban de urgencia tapen su negligencia.
Pero la verdad es simple: hasta que no se devuelva el monte a manos de quienes lo conocen y trabajan, seguiremos viendo que España arde cada verano.
Fuentes
Quizás alguien con capacidad de comunicación ,debe abanderar con fuerza, sin miedo, sin complejos, sabiéndose en posesión de la verdad que todos los españoles reconocen en sus vidas pruvada El mensaje que toda España espera que un lpolitico, defi nada. Con gallardía y convencimiento defender que el hombre es el único ser que cuida el planeta, que no hay planeta sin presencia humana, que la biodiversidad termina cuando comi nza el fuego, fruto del abandono, de la pers cucion de agricultores y ganaderos enterrados en burocracia sancione y ruina. Los ecologistas, los apesebrados defendería del medio ambiente, no son sus defensores, son los únicos culpables de su destrucción, no hay otra solución que terminar con financiación y legislación a favor de ecolojetad, con j, animalistas y medioambientales stas y de paso con políticos de la 2030. El que se atreva a coger el testigo salvará a España Ahí os dejo el encargo