En un período en el que se ha producido el asesinato público del divulgador estadounidense Charlie Kirk, ejecutado por su discurso abierto y conservador en plena calle de Chicago, España ha vivido su propia versión del linchamiento ideológico. Dos figuras clave de la izquierda nacional, disfrazada de progresismo, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, han lanzado llamamientos explícitos a la movilización contra los conservadores, y no lo han hecho desde la razón, sino desde el miedo y la purga, a un paso de la violencia política.
¿Qué está ocurriendo?
- Pedro Sánchez, desde Bruselas, ha instado a “no dar ni un paso atrás” ante el avance de la derecha, apelando al miedo como motor político. No propone reformas, sino trincheras para cohesionar a sus adeptos. Prosigue en su huida hacia adelante, caiga quien caiga, y a pesar de las demandas judiciales en su entorno familiar y político
- Pablo Iglesias, en un giro abiertamente autoritario, ha ofrecido al PSOE un pacto para “reventar a la derecha” y “purgar jueces y periodistas”. La palabra “pacto” ya no significa acuerdo democrático, sino alianza para la represión política. Sus palabras demuestran que sigue moviendo los hilos de Podemos desde la sombra.
- Pedro y Pablo siguen representando, junto a Yolanda Díaz y otros líderes separatistas, el totalitarismo progresista disfrazado de antifascismo.
Ambos discursos coinciden en sus efectos: La igualdad, libertad de expresión, de prensa y de pensamiento están siendo atacadas en España por esta coalición de Gobierno. No reconocen su intención dictatorial, sino que la disfrazan autoproclamándose defensores de la democracia.
¿Por qué es grave el totalitarismo?
- Se normaliza el odio institucional: Cuando un exvicepresidente propone purgas ideológicas, no estamos ante una opinión radical, sino ante una gravísima amenaza estructural. Recordemos los casos de Rusia, Cuba o Venezuela.
- Se criminaliza la disidencia: Todo lo que suene a derecha, a libertad individual, a crítica del Estado, es etiquetado como “ultraderecha” y por tanto, perseguible.
- Se exporta el modelo estadounidense de linchamiento público: El caso de Charlie Kirk, asesinado por sus ideas moderadas, ya no parece lejano. En España, el linchamiento es verbal, mediático, judicial, por ahora.
Vito Quiles: el divulgador que incomoda
Mientras tanto, Vito Quiles, joven divulgador español, prepara una gira por Universidades para hablar de libertad, pensamiento crítico y resistencia institucional. Su discurso resulta incómodo. Y eso, en el clima actual, lo convierte en objetivo.
- Ha sido vetado en dos Facultades por “riesgo de polarización”.
- Ha recibido amenazas por redes sociales tras anunciar su charla titulada “España: ¿Estado o secta?”.
- Su caso recuerda que la censura no necesita Leyes, solo miedo institucional seguido de represión calculada. Esa represión policial desproporcionada, ya se ha vivido por el Movimiento de Resistencia de Ferraz
Consecuencias inmediatas
- Los jóvenes se radicalizan por reacción: el 36% de los varones de 18 a 28 años planea votar a Vox, y a veces no tanto por convicción, sino por hartazgo frente al discurso de odio institucionalizado.
- Los Jueces y Periodistas independientes están en la diana: Iglesias no lo oculta. Sánchez lo permite interesadamente.
- La izquierda pierde legitimidad moral: al abandonar el debate por la purga, se convierte en aquel monstruo que decía combatir.
¿Qué podemos hacer ante el totalitarismo?
- Denunciar sin miedo: cada ciudadano debe entender que el silencio es complicidad. La libertad no se defiende sola. Hay que ir de boca en boca y todos a una.
- Desmontar el discurso del miedo: no hay fascismo en el voto libre. Hay fascismo en la censura, en la purga, en el odio y la violencia política institucional.
- Recordar a Charlie Kirk: su muerte no fue solo un crimen. Fue un aviso.
España no necesita antifascistas que odian la libertad. Necesita demócratas que la defiendan, incluso cuando incomode y haya que pagar el precio de nuestra movilización y denuncia permanente.




