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Introducción
La política, en esencia, debería girar en torno al ciudadano. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a una paradoja corrosiva: el ciudadano, que debería ser el soberano, ha sido degradado al papel de simple instrumento electoral. Los Partidos políticos y sus élites han vaciado de contenido a la Democracia, transformándola en un mercado de votos y promesas huecas.
La consecuencia es devastadora: un pueblo manipulado, reducido a cifra estadística, y una Democracia convertida en espectáculo.
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El ciudadano manipulado y traicionado
La degradación del ciudadano no es un accidente: es un mecanismo calculado. Los Partidos han aprendido a fabricar ilusiones en campaña y administrar frustraciones en el Poder.
Formas de manipulación:
- El voto como mercancía: se compra con promesas populistas, regalos clientelares o campañas de miedo.
- La mentira institucionalizada: programas políticos diseñados como publicidad, no como compromisos reales.
- El silenciamiento del ciudadano: una vez emitido el voto, se le exige pasividad; reclamar o fiscalizar es visto como “perturbar el orden”.
- La partidocracia cerrada: partidos que funcionan como feudos, controlados por élites que se reparten poder y privilegios, de espaldas a la sociedad.
El resultado es un ciudadano olvidado, desconfiado y excluido, que ve cómo la democracia se convierte en una farsa gestionada por y para las élites.
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La única defensa: la Sociedad Civil organizada
Frente a esta traición, el ciudadano no puede seguir solo. La única salida es la organización colectiva, es decir, la Sociedad Civil como Poder paralelo, vigilante y resistente.
La Sociedad Civil debe dejar de ser vista como “invitada” y convertirse en arma legítima de defensa democrática.
Funciones estratégicas:
- Vigilancia implacable: Plataformas y colectivos deben fiscalizar cada decisión de los partidos y exponer su corrupción sin concesiones.
- Resistencia comunitaria: Movimientos sociales deben construir agendas propias, independientes de las élites.
- Participación directa y permanente: el voto no basta; Consultas y presupuestos participativos deben ser conquistados como derechos permanentes.
- Redes digitales como campo de batalla: la ciudadanía debe apropiarse del espacio digital para romper el monopolio de la propaganda partidaria.
- Luchar hasta convertir la Partitocracia en una Democracia.
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Revertir la relación de Poder
La Democracia no puede sostenerse con ciudadanos dóciles. El Poder debe temer al Pueblo, no al revés. Reequilibrar la relación implica:
- Denunciar sin miedo la manipulación de Partidos y Políticos.
- Exigir transparencia radical y rendición de cuentas constante.
- Organizarse fuera de los marcos partidistas para recuperar la soberanía popular.
Un ciudadano aislado es débil y fácilmente manipulado; un ciudadano organizado es ingobernable para la mentira.
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Conclusiones
Hoy la política está secuestrada. Los Partidos han convertido a la Democracia en un teatro donde el ciudadano paga entrada, pero no tiene voz. La respuesta no es resignarse, sino levantar a la Sociedad Civil como verdadero Poder ciudadano.
- El ciudadano ya no debe ser el último eslabón.
- La Sociedad Civil debe asumir el rol de guardián de la Democracia.
- El Poder debe ser devuelto a su origen legítimo: el Pueblo organizado.
- Lograr constituirse en grupos de interés con voz directa en el Congreso.
- Salir a las calles o plantar demandas judiciales no son actuaciones suficientes.
Mensaje final:
La Democracia no muere por Golpes de Estado, muere lentamente cuando el ciudadano acepta ser manipulado y reducido a espectador. Resistir es organizarse. Y organizarse es recuperar el Poder que nunca debimos entregar.