¿Quién Mató el Pensamiento? La Juventud como Víctima Silenciosa del Poder
Algo grave ha ocurrido en España, y pocos parecen notarlo. El pensamiento ha sido asesinado con discreción, sin alboroto, y la juventud —que debería haber gritado— guarda silencio. No por indiferencia natural, sino por programación institucional.
La eliminación de la Filosofía del currículo educativo no fue un accidente ni una medida técnica. Fue una decisión política. El Gobierno ha diseñado un modelo de ciudadano obediente: informado solo lo justo, entretenido hasta la distracción total y convencido de que pensar por uno mismo es inútil.
La universidad, otrora bastión de ideas, se ha convertido en una cadena de montaje de futuros empleados sin criterio. Las aulas ya no preguntan “¿por qué?”, sino “¿para qué sirve esto?”. La Filosofía ha sido degradada a un lujo académico, y sus pocos reductos sobreviven arrinconados, como si educar para la libertad fuera un acto subversivo.
Mientras tanto, los jóvenes navegan entre pantallas, datos y algoritmos. Viven conectados, pero vacíos. Han perdido los referentes, la empatía, el fuego interior que moviliza generaciones. No es culpa suya. Es el fruto de una política educativa calculada para anestesiar.
Esta editorial no es una elegía. Es una advertencia.
- El país que elimina la Filosofía entrena esclavos, no ciudadanos.
- Y un Estado sin pensamiento crítico está condenado a repetir sus errores… o a ocultarlos con propaganda.
Es urgente recuperar la palabra, el diálogo, la duda.
Es hora de rebelarse pensando.
Porque cuando una sociedad permite que le arranquen la Filosofía sin protestar, ha comenzado a cavar la tumba de su libertad.