El PNV es un partido separatista en su ideología de fondo, aunque en la práctica se comporta de forma gradualista y pactista. Pero llegó el momento de observar que los planteamientos separatistas están obsoletos en este competitivo mundo.
De hecho, el separatismo catalán sobrevive del robo, y el navarro y el vasco se sostiene en unos cupos y privilegios que la Constitución de 1978 jamás debió concederles.
Los votantes de Bildu y del PNV llevan demasiados años inoculados con el mediocre virus del nacionalismo, y están condenando a sus descendientes, primero a la ruina moral de los verdugos de Bildu, seguidos del callejón sin salida de los oligarcas corruptos del PNV.
Se cumple el dicho: Cría cuervos y te sacarán los ojos, a ti y a tus descendientes.
Este artículo de Edurne Uriarte, «el PNV está de los nervios», denuncia la doble moral del PNV, que durante años se ha presentado como garante de estabilidad democrática mientras participaba activamente en el cordón sanitario contra Vox. «Y coexistiendo con el cinismo de no haber condenado nunca a los verdugos de ETA ni a sus herederos de Bildu. Es muy triste que el pueblo vasco, y el navarro también, no se den cuenta que están entregando el futuro de sus descendientes a quieren mataron o fueron cómplices del asesinato de sus propios abuelos.
Sin embargo, los recientes escándalos que vinculan a empresarios cercanos al Partido con figuras clave del sanchismo, como Santos Cerdán, revelan una realidad incómoda: detrás del discurso institucional del PNV, hay relaciones opacas y pactos de poder poco ejemplares. Uriarte señala que esa actitud nerviosa del partido refleja su preocupación por el deterioro de su imagen, justo cuando se descubren vínculos con tramas políticas cuestionadas. El artículo desmonta el relato del PNV como fuerza “limpia” y moderada, mostrando cómo se ha beneficiado del sistema mientras despreciaba a otros actores democráticos por razones ideológicas. La supuesta superioridad moral del nacionalismo vasco queda en entredicho.
Y en caso de duda, se pueden seguir las palabras de un honesto comunista, como Julio Anguita: Entre un líder corrupto (aunque sea de izquierdas) y otro honesto (aunque sea de derechas) se debe votar siempre al honesto»
El PNV está de los nervios
«Recordarán la que se armó con aquella boutade de Donald Trump en 2016, cuando dijo que «podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a la gente y no perdería votantes». Trump también preguntaba si «alguna vez habéis visto algo así». Pues resulta que sí, aquí, en España, con Pedro Sánchez y su corrupción»…
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