El líder del Partido Popular en Cataluña, Alejandro Fernández, ha lanzado un mensaje muy claro y rotundo sobre el último movimiento del Govern: la creación de una Agencia Tributaria catalana con plena autonomía, incluso sin Presupuestos aprobados. Para Fernández, esta iniciativa no es precisamente un logro histórico, sino una muestra de cómo la política puede complicar lo sencillo… y encarecer lo que ya era caro.
¿En qué consiste la “jugada” del Govern?
El Govern ha aprobado recientemente un Decreto-ley que otorga a la Agencia Tributaria de Catalunya (ATC) nuevas competencias y autonomía organizativa, abriendo la puerta a contratar hasta 4.000 nuevos funcionarios para una estructura que, en la práctica, duplicaría funciones que ya desempeña la Agencia Estatal. Todo esto, por supuesto, sin tener los presupuestos autonómicos cerrados.
Fernández lo resume de forma mordaz: “Acabaremos sufriendo dos agencias tributarias a la vez, cobrando por duplicado y con más funcionarios a pagar entre todos”. La demagógica “singularidad catalana”, que en realidad supone un nuevo “cupo catalán” con similitudes al vasco y navarro pero fuera de la Constitución, convertida en doble factura… y doble burocracia.
Del gasto a la duplicidad: el despropósito en marcha
- Duplicidad administrativa: la coexistencia de dos organismos tributarios para un mismo territorio recuerda al clásico del “todo por partida doble”. No es eficiencia; es multiplicación de costes.
- Funcionarios por duplicado: hasta 4.000 nuevos empleados públicos para la operación, lo que se traduce en millones extra en gasto corriente… antes incluso de recaudar un solo euro más. Y ya se ha demostrado, una mayor presión fiscal provoca menos ingresos y más deficit.
- Gobierno sin presupuestos: lanzar una reforma fiscal estructural sin un marco presupuestario cerrado es, como poco, temerario. ¿Quién paga la ronda? Pues, sorpresa: todos los contribuyentes catalanes.
- Riesgo de conflicto competencial: más allá del coste, se avecina un baile jurídico entre la administración estatal y la autonómica. El resultado, de momento, es confusión garantizada y, previsiblemente, una avalancha de recursos legales. En definitiva, un nuevo retroceso para Cataluña.
¿Hay argumentos a favor?
El Govern justifica la medida en nombre de la soberanía fiscal, la “capacidad de recaudar lo que es nuestro” y la gestión directa de los recursos propios. Argumentos populistas que suenan bien sobre el papel… pero que Fernández desmonta preguntando por la factura real y la viabilidad de mantener dos estructuras paralelas. El problema no es ideológico sino de pura aritmética: pagar doble por lo mismo. Cataluña y la Hacienda duplicada no es una “jugada maestra”.
Conclusión
La crítica del PP catalán y su líder Alejandro Fernández no es baladí: advierte de una Cataluña abocada a más burocracia, más gasto y menos claridad, con la factura política y económica de fondo disparada. La llamada “singularidad catalana” podría acabar siendo, simplemente, la singularidad de pagar el doble… para recibir lo mismo o peor. Todo ello en un contexto en el que el separatismo y el propio Salvador Illa, lejos de centrarse en los problemas reales de los catalanes, se dedican a inflar la administración y a pelear por símbolos y poder. Así, la política fiscal en Cataluña corre el riesgo de convertirse en otro capricho político, con una agencia de colocación adicional, y a costa de todos los catalanes y españoles.
Fuentes:
– Vozpópuli
– ATC – Agencia Tributaria de Catalunya