“Bilbao, tierra de memoria rota: cuando los herederos del odio detuvieron la Vuelta a España”
ETA: el germen del miedo que aún respira
Euskadi Ta Askatasuna (ETA) nació en 1958 como una organización armada que, bajo el disfraz del nacionalismo vasco, sembró el terror durante más de cinco décadas. Con 854 asesinatos, miles de heridos y más de 200.000 vascos desplazados por miedo o presión ideológica, ETA no solo destruyó vidas: fracturó la convivencia, contaminó el discurso político y dejó una herencia que aún hoy se manifiesta en las calles.
Aunque la banda se disolvió oficialmente en 2018, su sombra sigue presente. Los llamados “cachorros de ETA” —jóvenes radicalizados vinculados a la izquierda abertzale— han heredado no solo el relato, sino también la estrategia de agitación, victimismo y confrontación.
Lo ocurrido ayer en Bilbao: la Vuelta a España, secuestrada por el fanatismo
El 3 de septiembre de 2025, la etapa 11 de la Vuelta Ciclista a España vivió un episodio insólito y alarmante.
A solo 3 kilómetros de la meta en Bilbao, la organización se vio obligada a neutralizar la etapa y cancelar la victoria parcial debido a una protesta multitudinaria en favor de Palestina.
¿Qué pasó exactamente?
- Manifestantes bloquearon la zona de meta, impidiendo el paso seguro de los ciclistas.
- La organización desvió al pelotón hacia la zona de autobuses, evitando el sprint final.
- La protesta denunciaba la participación del equipo Israel Premier Tech y la guerra en Gaza.
- A lo largo del recorrido hubo otras interrupciones, pancartas y representaciones gráficas de violencia.
- La confusión fue total: corredores como Jonas Vingegaard preguntaban por radio qué hacer.
Riesgo real de accidente
La decisión de detener la etapa no fue simbólica: fue una medida de emergencia. En una competición donde los ciclistas alcanzan velocidades superiores a 60 km/h en los últimos kilómetros, cualquier obstáculo humano puede provocar lesiones graves o incluso muertes. La irresponsabilidad de los manifestantes puso en peligro a deportistas, equipos y espectadores.
¿Quién está detrás? ¿Por qué se repite este patrón?
Aunque la protesta se presentó como propalestina, varios analistas y periodistas han señalado la implicación de sectores radicales abertzales. Carlos Herrera, en su editorial en COPE, denunció que “los proetarras de siempre” fueron los responsables del caos, y que “forman parte de la misma cuadra” que aplaudía los asesinatos de ETA.
La conexión entre el discurso de apoyo a Hamás y el antiguo relato de ETA no es casual:
- Ambos justifican la violencia como herramienta política.
- Se presentan como víctimas de un “Estado opresor”.
- Utilizan el deporte y la cultura como escaparate de propaganda.
El éxodo vasco: una herida que no se cierra
Durante los años de plomo, más de aproximado 200.000 vascos abandonaron su tierra por miedo, amenazas o exclusión. Fueron profesores, jueces, empresarios, periodistas, policías. Muchos nunca volvieron. Este desplazamiento forzado fue silenciado durante décadas, y aún hoy no se reconoce como lo que fue: una limpieza ideológica.
La Iglesia vasca: entre la cruz y la complicidad
La implicación de sectores de la Iglesia en los primeros años de ETA es un capítulo doloroso. Casas religiosas sirvieron de refugio, y algunos sacerdotes legitimaron el discurso nacionalista radical desde los púlpitos. Aunque en 2018 los obispos vascos pidieron perdón, nunca se detallaron las “complicidades” que mencionaron.
Conclusión: que España no olvide
Lo ocurrido ayer en Bilbao no fue solo una protesta. Fue un recordatorio de que el odio, cuando no se combate con memoria y justicia, se recicla. Que los herederos del terror siguen activos, disfrazados de causas nobles. Y que la paz no se defiende con pancartas, sino con verdad.
La Vuelta a España, símbolo de unidad y esfuerzo colectivo, fue secuestrada por quienes nunca han creído en la convivencia. Y eso, España., no debe olvidar.
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