Ábalos y Koldo, a prisión provisional. El PSOE, bajo presión real

Ábalos y Koldo, a prisión provisional. El PSOE, bajo presión real

El Tribunal Supremo ha enviado a prisión provisional a José Luis Ábalos y a su exasesor Koldo García. Lo hace tras la petición de la Fiscalía Anticorrupción y con el Partido Popular como acusación popular. El argumento es claro y poco romántico: riesgo de fuga. Ni el escaño ni el entorno familiar han servido de salvavidas.

Ábalos llegó solo al Supremo, temprano, con una mochila al hombro y un gesto que no necesitaba subtítulos. “No tengo dinero ni a dónde ir”, dijo ante el juez. Durante horas fumó, evitó miradas y esquivó a la prensa como quien ya sabe que la partida no pinta bien. Koldo apareció puntual, tranquilo en lo exterior, acompañado por su abogada. El resultado fue el mismo.

No es un episodio menor. Un Diputado nacional en activo entrando en prisión antes de ser juzgado no es precisamente una postal habitual del Congreso. Ábalos no fue uno más en el PSOE. Fue engranaje clave, operador principal y escudo político de Pedro Sánchez durante años. Su ingreso en prisión preventiva no se queda en lo judicial. Golpea donde más duele: en la imagen, en la credibilidad y en el relato.

La defensa intentó frenar el golpe con los argumentos de manual. Que si el arraigo, que si la familia, que si la prisión busca forzar una confesión. Nada coló. La Fiscalía pide para Ábalos 24 años de cárcel y una multa cercana a los cuatro millones de euros. Las acusaciones populares elevan la cifra hasta los 30 años e incluyen delitos como prevaricación y falsedad documental. Para Koldo, la petición ronda los 20 años.

El Supremo ya propuso el juicio el pasado 3 de noviembre. Desde entonces, en Moncloa se habla poco y en Ferraz se habla mal. El silencio pesa más que cualquier comunicado. Mientras tanto, la imagen de un exministro socialista camino de prisión sigue recorriendo titulares y redes, y el desgaste político no baja el ritmo.

Koldo llegó a soltar que “todos tenemos derecho a aprender poco a poco”. Frase que, escuchada por quienes pagaron mascarillas a precios inflados en plena pandemia, suena más a sarcasmo involuntario que a reflexión sincera.

No hay épica aquí. Hay hartazgo. Y hay una sensación cada vez más extendida de final de etapa. El caso ha tocado hueso y esa foto, la de Ábalos cruzando la puerta del Supremo con paso torcido, no se borra con un par de comunicados ni con un argumentario bien ensayado.

» Menos mal que Sánchez y sus ministros dijeron que aquí no había caso sino bulos de la derecha». Y todo esto, unido al caso del Fiscal General del Estado y los procesos pendientes contra su esposa y su hermano, induce a pensar ¿Pedirá Sánchez perdón a los españoles y convocará elecciones?

 

Fuentes

Europa Press

i28

 


Autor: Manuel Garrido | Artículos - Twitter
Manuel Garrido es un experto en comunicación digital en Internet, especializado en el sector de la política y campañas electorales online.

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